United States or Kuwait ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vió el pueblo bajo un dosel obscuro moteado de chispas y brillantes pavesas. El campanario ardía como un blandón enorme; la techumbre de la iglesia estallaba, dejando escapar chorros de llamas. Un hedor de quema se esparcía en el ambiente. El fulgor del incendio parecía contraerse y empalidecer ante la luz impasible del sol.

Es que la muchacha se lo merecía todo: la luz del blandón descubría su rostro animado, encendía sus ojos rechispeantes, y mostraba la crespa melena, desanudada por la agitación de la caminata, y flotando en caprichosas roscas por su frente, hombros y cuello.

, esas tres piezas el alfil, el peón y el caballo, habían dado jaque mate al blandón o sea, al Rey! Después de algún tiempo, pude dominarme, y con mano trémula repuse en sus sitios los diferentes objetos, para que nadie, más que yo, se diera cuenta del suceso.

En el curso de la procesión, cuando los portadores de los «pasos» necesitaban descanso y quedaban inmóviles las pesadas plataformas de las imágenes cargadas de faroles, bastaba un leve siseo para que los encapuchados se detuviesen, permaneciendo las parejas frente a frente, con el blandón apoyado en un pie, mirando al gentío con sus ojos misteriosos al través del antifaz.

¡Yo seré quien te alumbraré con un blandón del infierno gritó con agria y colérica voz Rosa Mística : libertino, profanador, cantor sempiterno e insufrible! Ramón Pérez, vuelto en de la primera sorpresa, echó a correr más ligero que un gamo, sin volver la cara atrás. Este fue el golpe decisivo. Marisalada fue despedida de una vez, a pesar del empeño que hizo tímidamente don Modesto en su favor.

Pero más valiera el oro en las píldoras que en las letras, y de más provecho es. Y con todo, hay muy pocas letras con oro. Sólo el don me ha quedado por vender y soy tan desgraciado que no hallo nadie con necesidad de él, pues quien no le tiene por ante le tiene por postre, como el remendón, azadón, pendón, blandón, bordón y otros así.

Me aproximé, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. ¡Los muertos habían jugado una partida de ajedrez! , allí en el rincón, sobre la loceta blanca, estaba un blandón, y enfrente de él, salvada una hilera de cuadros, y ocupando sus respectivas casillas, un jarrón, un candelero pequeño y uno de los perfumadores, éste el más próximo al muro.

Poco a poco, el casco del navío se fue hundiendo, fuera del agua no quedaba más que el palo de mesana, el único que había quedado en pie, aislado sobre el agua, y que alumbraba como una antorcha fúnebre... después el palo desapareció para elevar un momento aún su blandón inflamado; pero bien pronto el agua se atorbellinó a su alrededor y no se vio más que un ligero humo rojizo, después nada... nada más que la inmensidad... la noche...