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Burdeos; su aspecto, su comercio, sus monumentos, etc. De Burdeos á París. La hoya del Loira. Al atravesar la diligencia el Bidasoa, los empleados de la aduana francesa nos aguardaban al extreno setentrional del puente.

En octubre de 1615 trasladóse la corte a Burgos, donde se celebraron, por poder, los matrimonios de la infanta doña Ana de Austria, hija de Felipe III, con Luis XIII de Francia, y el de Isabel de Borbón, hermana del Rey de Francia, con el Príncipe de Asturias. El Duque de Lerma fué enviado por el Rey para que acompañara a doña Ana hasta el Bidasoa y trajese desde allí a doña Isabel.

Asi, mientras que Bayona es una ciudad mixta, donde se hablan simultáneamente las dos lenguas y se ve la fusión notable de los dos pueblos, el país comprendido entre el Adour y el Bidasoa ofrece en todo, pero muy particularmente en el idioma popular, la mezcla del español, el francés y el vascuence, de la cual resulta un patué muy curioso que desnaturaliza las tres lenguas y no es fácilmente comprensible sino para los que están familiarizados por lo menos con dos de ellas.

La diligencia francesa arrancó al galope del pueblecito de Behovia, donde reside la aduana, y en breve se abrió á mi vista un espléndido paisaje desde las alturas ó colinas que median entre el valle del Bidasoa y el del Nivella.

La comarca comprendida entre el Bidasoa y Bayona ó el Adour, era la Gascuña propiamente dicha, tan célebre en Francia por las fanfarronadas y astucias de sus habitantes, cuyo tipo han personificado Dumas y Maquet en su famoso D'Artagnan de los Tres Mosqueteros.

Solo uno de los suscritores faltó despues al suministro de los fondos: era un castellano. El territorio vascongado es tan sumamente montañoso, que no tiene ni un solo valle de dimensiones algo notables, a excepcion de la llanura de Vitoria y la hoya del Bidasoa cerca de San Sebastian.

Un poco antes del mediodía cambió el viento; íbamos dejando atrás la costa francesa, sus suaves y bajas colinas, sus dorados arenales y sus lajas pizarrosas carcomidas por el mar. Pasamos Hendaya y Fuenterrabía, dormidos al sol en las márgenes del Bidasoa. Estábamos delante de Jaizquibel. Era hora de comer. El grumete trajo una cazuela de patatas con bacalao, y comimos todos fraternalmente.

Los carlistas se apoderaban de una porción de pueblos abandonados por los liberales. Habían entrado en Estella. En las dos orillas del Bidasoa, lo mismo en la frontera española que en la francesa, se sentía un gran entusiasmo por la causa del Pretendiente. Capistun y Bautista señalaron sus conocidos alistados ya en la facción. La mayoría eran mozos, pero no faltaban tampoco los viejos.

Los Pirineos vascongados. Vitoria. Tolosa y San Sebastian. El valle del Bidasoa. Un bonito barco de vapor que hacia rumbo para Bayona me condujo á Bilbao. El mar de Cantabria estaba agitado, como sucede casi siempre, pero no tanto que pudiese impedirme la contemplacion deliciosa, desde el puente, de la costa de Santander, áspera, rocallosa y arrugada por numerosas colinas.

La piedra se mostraba mas fraternal que los hombres. Dominado por esta última impresion, entré á Francia con tristeza, dejando un suspiro do fraternal cariño á la patria de mis mayores, un tiempo conquistadora y enemiga de la mia, pero hoy algo reconciliada con esta por el trascurso del tiempo y el influjo de la civilizacion. Del Bidasoa á Bayona, La ciudad de Bayona. Las Landas.