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En las hojas de los árboles se halla una gran variedad de esos monstruosos y misteriosos seres, llamados por la ciencia Fasmidos, los mismos que son conocidos en el lenguaje vulgar por bichos hojas, bichos palos y bichos troncos. Quien no haya visto uno de estos extraordinarios animales, no es posible pueda figurarse la absoluta semejanza que tienen con los vegetales.

Su obligación de sacerdote era enseñar, corregir, perdonar, no pisotear a la gente como a los bichos del archivo. Al cabo Sabel tenía un alma, redimida por la sangre de Cristo igual que otra cualquiera. Pero ¿quién reflexiona, quién se modera ante tal descaro? Hay un movimiento que llaman los escolásticos primo primis fatal e inevitable. Así se consolaba el capellán.

Por lo mismo Julián y Nucha se hablaron muy de quedo, mientras la señorita manejaba la aguja de crochet calcetando unos zapatitos que parecían bolsas. Julián empezó por preguntar si se le había quitado el susto de la noche anterior. , pero todavía estoy no cómo. Yo tampoco les tengo afición a esos bichos asquerosos.... No los había visto tan gordos hasta que vine a la aldea.

Como si adivinase una pregunta en los ojos de doña Sol fijos en él, añadió: No extrañe la señora marquesa que la conosca; la he visto muchas veses con el marqué y otros señores cuando iban a las tientas de beserros. He visto también de lejos cómo la señora acosaba con la garrocha a los bichos. La señora es muy valiente y la más güena moza que se ha visto en esta tierra de Dió.

Malos bichos deben de ser ésos. No lo creas, Hans. Se dice que todos los pájaros les temen; pero no es verdad. Son utilísimos al hombre, pues acaban con muchos insectos dañinos que le chupan la sangre. A pesar de ello son muy perseguidos, según he oído decir dijo Hans. Es verdad.

A esos bichos los paro yo na más que con esto y mostraba su rifle . En Córdoba tuve cuentas que arreglar con un señó rico que era mi enemigo. Planté mi jaca a un lao de la carretera, y cuando yegó er bicho levantando porvo y hediendo a petróleo, di el ¡alto! No quiso pararse, y le metí una bala al que iba en la rueda.

Aun cuando las habitaciones sean palacios, aquella soledad, aquella gente tan ordinaria..., el cencerro del ganado, aquellos callejones llenos de zarzas, de charcos y bichos venenosos...; ¡qué desconsuelo¡... Después, de noche, el bufar de las lechuzas, los ladrones..., ¡horror! ¡Pasar yo una semana en la aldea!... ¡Ave María Purísima!... Mire usted, hasta el pasear por el Alta me pone de mal humor, porque se me figura que me va á faltar tiempo para bajar de día á la ciudad.... Nosotros, los que hemos nacido en ella, desengáñese usted, no podemos acostumbrarnos á salir de nuestras calles empedraditas, de nuestros paseos, de nuestras reuniones.... ¡Es todo tan ordinario en la aldea!

No incurriré yo tampoco en el contrario parecer, atribuyendo a los animales alma semejante a la nuestra, lo cual huele a herejía, o suponiendo, y esto es peor, que trasmigran las almas humanas, y se cuelan, viven y funcionan en diversa clase de bichos. Lo discreto, a mi ver, es colocarnos en un justo medio.

Muy mejor observador Micromegas que su enano, vió claramente que se hablaban los átomos, y se lo hizo notar á su compañero, el qual con la vergüenza de haberse engañado acerca del artículo de la generacion, no quiso creer que semejante especie de bichos se pudieran comunicar ideas.

no eres un buen compañero decía Morales con tristeza . Yo te miro como mi única familia, y guardas secretos conmigo. Jaramillo no quería quedarse desarmado por su indiscreción. ¿Y si le mordía á Morales uno de estos bichos venenosos al andar descalzo por los hierbales?...