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El gran Antonio Moro retrató magistralmente a uno llamado Perejón, que tenían los Condes de Benavente, y en el Museo del Prado le vemos de cuerpo entero y tamaño natural, ataviado con lujo y unos naipes franceses en la mano .

Jerónimo Cáncer. Los hermanos Figueroa. Fernando de Zárate. Antonio Coello. Jerónimo de Cuéllar. 193 CAPÍTULO XXII. Luis de Benavente. El conde de Villamediana. Juan de Zavaleta. Otros poetas dramáticos de esta época. Bances Candamo. Ojeada retrospectiva acerca de la edad de oro del teatro español. Actores más famosos de este período.

La regresión de esta hora histórica es innegable. Es un estado de plena patología política. Hechos hay a granel que abonan la seriedad de este aserto; bastará auscultar serenamente el ambiente social para percibirlo. Es "el tinglado de la antigua farsa" que dijera Benavente. Mas no es caso de lamentarse ni temblar: recojamos el ánimo y vayamos hacia Agustín Álvarez.

El castillo de Belalcázar es propiedad del duque de Osuna por la incorporacion del condado en la casa de Benavente. El hecho que acabamos de referir está sacado de la Historia m. s. de la ciudad de Córdoba atribuída á D. Andrés Morales que posee la Real Academia de la Historia, Tomo II. pág. 1474 y siguientes.

Primus Calamus, tomo II, pág. 706. Tomo I, pág. 369 de la Colección de piezas dramáticas, entremeses, loas y jácaras, escritas por el licenciado Luis Quiñones de Benavente, y sacadas de varias publicaciones ó de manuscritos recientemente allegados, por D. Cayetano Rosell, devotísimo del autor. Madrid, librería de los Bibliófilos, Alfonso Durán: MDCCCLXXII.

Y si al fin, como espero, ase la liga, Y á Dios votivas gracias con buen celo, Y al mundo le daremos una higa, Pues nos llevamos lo mejor del suelo. Las loas y entremeses de Benavente, ya citado, nos ofrecen algunos datos divertidos acerca del histrionismo de esta época.

Impotentes fueron el Obispo, el Cabildo, las autoridades y el mismo Conde de Benavente, que intervinieron en la contienda, para poner fin á aquella terrible lucha, que fomentaban las discordias civiles. San Juan de Sahagún, más feliz que las autoridades, se interpuso entre los combatientes, y logró atraerlos á una concordia

Fueron entonces condenados á muerte los principales cabecillas ó jefes de Comuneros; pero como el D. Pedro Maldonado Pimentel tuviese parentesco con el famoso Conde de Benavente, consiguióse que el otro Maldonado, conocido por el de la calle de los Moros, muriese en lugar suyo con Bravo y con Padilla, cual si este bárbaro ardid pudiera deslumbrar á la opinión pública..... ni aun en tiempos en que no había periódicos.

El teatro es síntesis, refundición, abreviatura: algo que para interesar, para vivir, necesita tener toda la rapidez palpitante de la vida; la intensidad, superficial y compendiosa, del gesto; la pintoresca movilidad de una cinta cinematográfica. ¿Un ejemplo? «La casa de la dicha», de Jacinto Benavente.

Para aplacar esas manifestaciones de descontento, en lo posible, acostumbraban los poetas en las loas solicitar la indulgencia, el silencio, etc., del público; así se comprenden las siguientes palabras, que leemos en un entremés de Luis Benavente : LORENZO. ¡Piedad, ingeniosos bancos! CINTOR. ¡Perdón, nobles aposentos! LINARES. ¡Favor, belicosas gradas! BERNARDO. ¡Quietud, desvanes tremendos!