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¡No mires más las almas, Cristela, sino los rostros! insistió Bob. Los rostros bellos encantan por su belleza; en los feos hay inteligencia y audacia... Conténtate con la máscara, gózate de su mueca y su pintura; pero no penetres en los sentimientos y las ideas. Tal es el desinteresado consejo de tu amigo Bob el enano.

La Severa ha tenido la desgracia de excitar la concupiscencia del tirano, y no hay quien le valga para librarse de sus feroces halagos. No es sólo virtud lo que la hace resistir a la seducción: es repugnancia invencible, instintos bellos de mujer delicada que detesta los tipos de la fuerza brutal, porque teme que ajen su belleza.

Las calles son en lo general muy espaciosas, muchas de ellas cortadas en ángulos rectos, y casi todas con el suelo macadamizado. No faltan bellos paseos, grandes plazas muy bien mantenidas y abundantes mercados.

Fenómeno admirable en verdad. Los pueblos menos artistas por naturaleza, son los que más se dan al arte por instinto y por educacion. Por esto mismo los oradores suelen tener la pasion funesta de querer ver escrito lo que hablan. Su palabra es su única belleza, y no se contentan con ser bellos.

Otros bellos edificios públicos son la casa de correos, el senado, la iglesia de San Francisco y los palacios del gobierno y de la municipalidad. Muchos monumentos erigidos a los héroes nacionales y a los de la independencia, lo mismo que varias plazas hermosas, se encuentran en distintos puntos de la ciudad y a poca distancia del centro.

Martin Gonzalez, clèrigo idiota, Que á musa solamente no sabia, Al indio predicaba que fuè rota La torre de Babel, y que vencia David al gran Goliath con su cota, Con sola una hondilla que traía. Sin esto otros misterios, altos, bellos, Que al indio no se sufre tratar dellos.

En aquel país de pájaros y de frutas los hombres eran bellos y amables; pero no eran fuertes. Tenían el pensamiento azul como el cielo, y claro como el arroyo; pero no sabían matar, forrados de hierro, con el arcabuz cargado de pólvora. Con huesos de frutas y con gajos de mamey no se puede atravesar una coraza. Caían, como las plumas y las hojas.

Pensaba en él la niña con una dulce seguranza, con un suave y cordial afecto. Salvador era para ella el recuerdo vivo de su felicidad huída, la personificación de sus bellos años infantiles.

De aquí, sin duda, los interminables noviazgos de mi tierra, en los cuales además se dan los más bellos ejemplos de firme constancia que pueden registrar las historias de amor.

El país vecino no es hermoso por su topografía; pero el cultivo esmerado de las campiñas, los innumerables y bellos jardines de los alderredores, que han reemplazado las antiguas fortificaciones, y el panorama del rio y las localidades vecinas, le dan al conjunto un aspecto gracioso y pintoresco durante la época de vegetacion.