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Las miradas que dirigía sobre él, se inflamaban al parecer algunas veces con una extraña expresión de severidad; pero esto no era más que un relámpago; un instante después sus bellos ojos húmedos y su fisonomía inalterable no manifestaban sino una tierna abnegación y una sumisión apasionada.

«Cuando sus alas opacas Cual la noche oscura y fria, Apagando mi alegría Tiende el sombrío dolor; Yo me siento consolado Al contemplar tu belleza, Y disipa mi tristeza Una lágrima de amor. «Como una estrella brillando En la bóveda del cielo Llena el alma de consuelo Y de amor el corazon, Así en medio de la noche Admiro tus bellos ojos, Y disipa mis enojos Una lágrima de amor.

Quizá dependa de hallarse cerrada la mayor parte de las horas del día y de la noche. En cuanto a los cimientos, a pesar de ser tan bellos y sólidos, están siempre desiertos, lo cual les da un cierto aspecto de necrópolis pagana, no ciertamente en consonancia con los fines de su instituto, como dijo Pavía el del 3 de Enero hablando de la Guardia civil.

Ademas de los 42 bellos altares de la circunferencia, cada uno de los cuales está cuajado de obras maestras de arte, el altar mayor, todo de bronce dorado al fuego, es de una magnificencia y finura prodigiosas. La Biblioteca es una de las joyas mas valiosas del Escorial. Toda la techumbre de la Biblioteca contiene bellos frescos, y de los muros penden algunos retratos históricos muy estimables.

El edificio de la Bolsa y el del Hôtel de Ville, que están casi terminados, serán hermosos monumentos. Los paseos públicos son muy bellos, sobre todo el del Prado y el que domina el mar por el lado meridional; y hay en el centro de la ciudad hermosas plazas sombreadas, muy adecuadas á un país donde la tierra parece calcinada por el sol.

Así, pues, reconozco que Barriobero tiene talento, que tiene bellos chalecos de terciopelo y una gran colección de pipas; confieso que es un gran orador, un novelista sagaz y un famoso abogado. Pero yo, francamente, le prefiero y le admiro mucho más como confeccionador de paellas a la valenciana. ¡Qué queréis! Soy un Aquiles vulnerable por el estómago. La noche

Aquella noche, por primera vez, me abandonaron mis sufrimientos, pero los bellos sueños también huyeron, y fuí atormentado por horribles pesadillas. Estas aumentaron a tal grado en las dos noches siguientes, que puedo asegurar que ni el Dante pudiera imaginárselas en lo más profundo del Averno.

Para que nada falte a esa muchacha, tiene hasta aquellas sutiles cualidades de ingenio y amabilidad que la harán uno de los más bellos adornos de la corte, cuando la haya. Y no se diga que a una joven mayorazga, destinada a casarse con otro mayorazgo, se la debe sujetar y comprimir para que ni hable, ni trate con personas de mundo.

Ciertos bellos pasajes de ambas revelan un talento poético poco común, aun cuando su composición es débil por lo que hace al interés dramático. La primera, La Nise lastimosa es, bajo este último aspecto, la menos imperfecta: todos los motivos trágicos, que ofrecía el asunto, ó que inventó el poeta, están acumulados en ella, al paso que en la segunda sólo se hallan con trabajo.

Sobre el altar veíanse el ara rota, el tabernáculo hundido, y dos bellos ángeles, que a un lado y otro sostenían antes lámparas de plata, levantaban entonces sus manos vacías, crispadas, como anunciando la cólera del Señor... A los pies de la capilla, sobre un confesonario destrozado y varios reclinatorios rotos, hallábanse amontonados trastos viejos, muebles inservibles y el armazón de un teatro en que había representado la condesa, tiempos atrás, unos famosos cuadros vivos.