United States or Cocos Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Todo esto costó cerca de cien mil francos, hoy reembolsados ya. ¡Ay, mi pobre Beauvallon...! Nosotros, comiquillos, que nos pintamos por la noche para complacer al cochino público, no somos mas que unos niños comparados con las damas del gran mundo, que se rehacen una belleza y una juventud en beneficio de sus galanes.

El viejo hechicero ha envenenado mi dicha; sin embargo, me ha inspirado la desconfianza contra las drogas, los ungüentos, los perfumes y los polvos: contra todo lo que vendo a mis infortunadas clientes. BEAUVALLON. Sin embargo, en tu profesión debe de haber algunos minutos divertidos.

El uno precede siempre al otro en la decrepitud. ¡Te aseguro que mi oficio no tiene nada de alegre...! Desde hace poco comprendo que en el mundo no hay mas que un solo bien: la juventud. ¡Tengo solamente veintitrés años, y ya me asusta el año próximo! BEAUVALLON. ¡Qué ganas de bromear! ¡Con tu hermosura tan fresca...!

LA CHOUTE. ¡...! ¡Lo tuve...! ¿Qué quieres...? ¡Comprendía claramente que en él no llegaría a ser nada...! No me gustaba el oficio, ni los compañeros; no se puede tomar mas que dos partidos: trabajar o prostituirse. A no me gusta trabajar y soy demasiado burguesa para dedicarme a cortesana. ¡Por eso me he lanzado al comercio...! BEAUVALLON. ¡Y has entrado en casa de la Ninon de Lenclos...!

LA CHOUTE. ¡Oh! ¡Lo que es ...! ¡Duermes con todo el mundo...! BEAUVALLON. ¡Es verdad...! Pero a ti estuve a punto de amarte...! ¡Nada de guasa...! ¡Cuando desapareciste sentí algo parecido a un disgusto...! En primer lugar, eras más linda y más joven que las otras... Tenías solamente veintitrés años... LA CHOUTE. ¡Veintidós...!

BEAUVALLON. ¡Jamás...! Primeramente, cualquiera sabe dónde estaré yo a las seis...! , La Choute, no te portaste bien... Cuando abandonaste el Conservatorio, en el pasado año, no nos dijiste tu dirección. Te busqué por todas partes, ¿lo sabes...? BEAUVALLON. ¡De veras! Sentía alguna ternura por ti. Habíamos dormido juntos, y esto siempre crea ciertos lazos...

BEAUVALLON. Poseías los cabellos rubios más hermosos del mundo... LA CHOUTE. Y los sigo poseyendo... Ella le tiende la cabeza, coronada por una soberbia cabellera de un rubio ceniciento. BEAUVALLON. ¿Y tus dientes...?

Aquí, donde me ves, estoy en camino de hacer fortuna, por haberme encontrado hace seis meses a un viejo y canallesco nigromante, a un tipo astuto, a un hombre extraordinario... ¡al profesor Bálsamo...! BEAUVALLON. ¡Calla...! ¡Yo conozco ese nombre...!

Entra un joven de unos veintidós años, vestido con esa elegancia, un poco oropelesca, de los cómicos que hacen el papel de Perdican en el Conservatorio. Dirígese rectamente al mostrador. Es el señor Beauvallon, primer premio de Comedia. BEAUVALLON. ¡Buenos días, La Choute!

BEAUVALLON. ¡Ah, picarona...! ¡Estás todavía más bonita que el invierno pasado...! ¡Y con tu físico, con tu inteligencia y con tu hermosura tuviste valor para abandonar el teatro...!