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Vuelto á Sevilla, siguió con afán dedicado al trabajo, y la casa del artista, en la cual tenía su taller, situada en la calle Beatos, collación de santa Marina, fué durante mucho tiempo frecuentada por no pocos jóvenes amantes de la escultura, que acudían allí á tomar lecciones del maestro.

Frente á este altar y en la nave de la izquierda está la pila bautismal, sobre la que hay un retabillo con un crucifijo. A los costados estan los beatos Simon de Rojas y Juan Bautista de la Concepcion de tamaño medio natural. A continuacion de la pila está el altar del Redentor crucificado en un retablo como los anteriores.

En el Oriente quedaron los astrólogos para investigar el porvenir interrogando a los astros, y los nigromantes para conocer las cosas ocultas por las ciencias ocultas; en el Occidente, los exorcistas para expulsar los demonios del cuerpo de los poseídos, y los beatos para inducir a los muertos a producir bienes y evitar males para los vivos.

No que él fuese católico ferviente, ni le diese una higa por que se pusiera a los curas como hoja de perejil. Al contrario, toda la vida había profesado ideas bastante heterodoxas y había maldecido de los beatos. Mas ahora se mostraba escandalizado: «Al fin y al cabo, habíamos sido educados en el respeto de la religión, la cual es el único freno para el pueblo.

Había ejercicios espirituales en la iglesia de San Juan, y una porción de beatos y de oficiales carlistas iban a la iglesia. ¡Qué país! dijo Haussonville la gente no hace más que ir a la iglesia. Todo es para el señor cura: las buenas comidas, las buenas chicas... Aquí no hay nada que hacer, todo para el señor cura.

Después de oír varias misas en cada una de estas iglesias, calado el gorro hasta las orejas, y de echar un parrafito con beatos o sacristanes, iba de capilla en capilla rezando diferentes oraciones. Al despedirse, saludaba con la mano a las imágenes, como se saluda a un amigo que está en el balcón, y luego tomaba su agua bendita, fuera gorro, y a la calle.

Pues, ¿y en los altos hornos? exclamó después el capitán, Allí va á haber cualquier día una huelga, seguida de la degollina de todos los beatos que toman las oficinas como terreno de conquista. Desde que se fué Sanabre, aquel chico tan simpático, la fundición es un infierno. Pepe tendrá cualquier día una sublevación ruidosa, y á los huelguistas no les faltará motivo.

A propósito de teatro, don Álvaro ¿con que esta noche el buen Perales nos da por fin Don Juan Tenorio?... Algunos beatos habían intrigado para que hoy no hubiera función.... ¡Mayor absurdo!... El teatro es moral, cuando lo es, por supuesto; además la tradición... la costumbre.... Don Víctor habló largo y tendido de la moralidad en el arte, separándose a veces del hipógrifo violento que se impacientaba con aquella disertación académica.

Era el caso que en Vetusta los beatos y todo el mundo devoto consideraban el teatro como recreo prohibido en toda la Cuaresma y algunos otros días del año; entre ellos el de Todos los Santos. Muchas señoras abonadas habían dejado su palco desierto la noche anterior, sin permitir la entrada en él a nadie para señalar así mejor su protesta.

Si esto ha sido cosa de Tirso y ha empezado por hacerla ir a misa, luego querrá que confiese, vele al Santísimo y vaya a las Cuarenta Horas, con todo lo cual verás cómo anda la casa y se descuida el atender a papá. Ya estás creyendo que se nos ha entrado la Inquisición por la puerta. Milagro será que no pretenda hacernos a todos beatos.