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Un día de revolución un patriota le había dado el ¡quién vive! en las afueras, cerca de la noche. De Pas rompió el fusil de chispa en las espaldas del aguerrido centinela, que le había querido coser a bayonetazos, porque no se entregaba a discreción.

Pero el bohemio los exageró, ensalzándolos como si fuesen los hechos más culminantes de la guerra. Había llevado una orden á través de un fuego infernal, después de haber caído muertos tres mensajeros sin poder cumplir el mismo encargo. Había saltado el primero al atacar muchas trincheras y salvado á bayonetazos, en choques cuerpo á cuerpo, á numerosos camaradas.

El enemigo sabrá, por sus espías, que los convoyes salen de allí, y tratará probablemente de arrebatárnoslo; las balas y los bayonetazos no escasearán. Además, aun cuando estuvieses libre de peligro, no habría que lamentarlo, porque no se pueden entregar tus cuevas al primero que llegue. Sin embargo, si tienes un interés decidido...

Una vez cerca de un río, yendo con la partida, se encontraron con diez o doce soldados jovencitos que lavaban sus camisas en el agua. A bayonetazos acabamos con todos dijo el hombre sonriendo, luego añadió hipócritamente Dios nos lo habrá perdonado. Durante la cena, el repulsivo viejo estuvo contando hazañas por el estilo.

Los que tienen que perder, los hombres acaudalados, son, por consiguiente, pacíficos; y como los que tienen dinero mandan en el día más que nunca y ejercen una influencia grandísima sobre la opinión, resulta que las guerras son condenadas por la opinión, cuando no hay un fuerte estímulo de egoísmo que induzca a hacerlas; como, por ejemplo, abrir un nuevo mercado para los productos nacionales; introducir en algún país poco culto la libertad de comercio, las obras divinas de Adam Smith, el opio u otra droga peor, a cañonazos y a bayonetazos; entretener y recrear y embriagar al pueblo con gloria para que no se fastidie y se subleve; y tal vez deshacerse, siguiendo las doctrinas de algún economista, de aquella parte de la población que está de sobra, que no tiene cubierto preparado en el festín de la vida, que turba o rompe el justo equilibrio que debe haber entre el producto y el consumo, entre los que subsisten y los medios de subsistencia.

Navarro queda solo en la guardia, entorna la puerta y con su florete defiende la entrada; catorce heridas entre golpes de sable y bayoneta lo franquean; y el alférez, apretándose con las manos tres bayonetazos que ha recibido cerca de la ingle, con el otro brazo cubriéndose cinco que le han traspasado el pecho, y ahogándose con la sangre que corre a torrentes de la cabeza, se dirige desde allí a su casa, donde recobra la salud y la vida después de siete meses de una curación desesperada y casi imposible.

Juan Claudio volvió la esquina y entró en la casa; todos los demás le siguieron. Duchêne acababa de echar al fuego un haz de leña. Aquellos rostros ennegrecidos por la pólvora, animados aún por el ardor del combate, aquellos hombres, con los vestidos desgarrados por los bayonetazos, algunos de los cuales sangraban al salir de las tinieblas a la viva luz, ofrecían el más extraño espectáculo.

Lanzaron ellos sus caballos por el puente; mas con tan poca fortuna, que tras de una pequeña ventaja obtenida por el empuje de aquella poderosa fuerza, tuvieron que retirarse; pasada la sorpresa, nuestros infantes les acribillaron a bayonetazos, dejando un sinnúmero de jinetes en el suelo y otros precipitados por cima de los pretiles al lecho del arroyo.

No creo que este ejército pueda tener grandes descalabros; pero lo que está sucediendo en otras partes, causa en nuestras filas un efecto tristísimo. El triunfo de Oristá, la victoria obtenida por Savalls en San Quintín de Besora, la muerte de Cabrinety, la toma de Igualada y el desastre de Albiol, en que nuestros prisioneros perecieron, muertos a bayonetazos, han envalentonado mucho al enemigo.

Cierto; él solo atropella la masa de infantería; voltéanle el caballo, se endereza, vuelve a cargar su amo; mata, hiere, acuchilla todo lo que está a su alcance, hasta que caen caballo y caballero traspasados de balas y bayonetazos, con lo cual la victoria se decide por la infantería.