United States or Kazakhstan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al llegar ante el Círculo Rojo instaló la banda sus atriles, en el centro del corro que aumentaba; y previas algunas palabras en voz baja y un golpe de batuta, rasgó los aires el bullanguero himno que todo español conoce y ama o detesta. Del concurso partieron gritos. ¡Himno de Garibaldi! ¡Marsellesa, Marsellesa! contestó un grupo más compacto.

Los que le han conocido, en la puerta del registro de la calle Florida, arrellanado en ancho sillón de rejilla, con su chaleco floreado y sus zapatos de paño, echando piropos a las muchachas y llevando la batuta en aquel concierto de viejos babosos y apolillados, no se imaginarían que setentón tan decidor y risueño era una fiera en su casa.

Pero cuando su alegría subió de punto fue al ver que algunos chicuelos, escondidos entre los biombos, tiraban de cuerdas, poniendo en movimiento a los monigotes. ¡Qué gracioso era aquello...! Las dos hermanas reían contemplando las contorsiones del señor del tupé, que a cada movimiento de batuta parecía próximo a partirse por el talle, la rigidez automática y grotesca con que los bebés tocaban en sus instrumentos una muda sinfonía, que causaba gran algazara en el gentío.

El primero que se soltó fué don Segis, que vivía en una casita de dos balcones, pegada al convento de las Agustinas. Después fué don Juan el Salado. Después el coadjutor. Por último, el señor Anselmo, sacando la enorme llave lustrosa que le servía de batuta cuando dirigía la orquesta, abrió el taller donde dormía. Quedó el alcalde solo con la fuerza de su mando.

¡Si El te oyese! decía con convicción tengo la certeza de que se mostraría satisfecho. Y así corrieron el mundo los dos. En primavera contemplándole ella desde lejos, con la batuta en la mano, haciendo surgir alada y victoriosa la gloria del maestro de las masas de instrumentación que se ocultaban en la bávara colina de Bayreuth, en el foso llamado el Abismo Místico.

Bien sabía yo que la santa no había de ceder a nadie el llevar la batuta en aquella operación: lo ha tomado por oficio. Pero me ofrecí, me ofrecí. Hay que estar en todo y quedar siempre en buen lugar.

¡Pillos! exclamaba misia Casilda, mientras don Pablo, nervioso, llevaba el compás con su batuta improvisada, ¡Mira cómo hacen y deshacen a su antojo! Naturalmente, el que tiene padrino se bautiza. ¡Qué pillos! ¡con trescientos pesos, y de jefe tuyo, un mocosuelo!

Cuidábale con exquisitas dulzuras de sierva enamorada; le seguía en sus excursiones a Leipzig, a Ginebra, a París, en primavera, época de los grandes conciertos; y ella, la famosa artista, permanecía entre bastidores sin sentir la nostalgia de los aplausos, aguardando el momento en que Hans, sudoroso y fatigado, abandonaba la batuta entre las aclamaciones de la muchedumbre wagneriana, para enjugarle la frente con una caricia casi filial.

Mudo al principio, diríase que duerme; mas, ha recibido un tenue golpe, golpe de batuta que señala el preludio: hele aquí inquieto. Contesta, vibra, oscila; se repliega, baja. La atmósfera elástica, bajo los cargados vapores, pesa; y luego, repentinamente, rebota y sube. El barómetro tiene su borrasca peculiar.

Era día de gran fiesta, y no sólo los canónigos y beneficiados estaban en sus asientos, sino los sacerdotes de la capilla de los Reyes y los prebendades de la capilla Mozárabe, las dos pequeñas iglesias que vivían aparte, con tradicional autonomía, dentro de la catedral de Toledo. Luna vio en medio del coro a su amigo el maestro de capilla, con sobrepelliz rizada, moviendo una pequeña batuta.