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Roussel, con el cual pasó Mauricio la mañana, antes de ir á la Celle-Saint-Cloud para firmar el contrato, no se engañó acerca del valor de las concesiones que Clementina había arrancado tan diestramente al joven. Se juzgó amenazado del modo más grave y comprendió que la mujer que había dirigido contra él tan formidables baterías, no habría de desarmarse como esperaban los jóvenes esposos.

Entonces Hullin, con los codos hacia adelante, las gruesas orejas rojas entre las manos y bajando la voz contó lo que había visto: las talas alrededor de la ciudad, la distribución de las baterías en las murallas, la publicación del estado de sitio, los carros de heridos en la plaza de armas, la conversación con el viejo sargento en casa de Wittmann y el resumen de la campaña.

De las viguetas del techo pendían baterías de cocina, y en las estanterías se alineaban piezas de tela, botes de conservas, ferretería, alpargatas, objetos de vidrio, pero todo tan viejo, tan oxidado, tan mugriento, que, lo mismo comestibles que objetos, parecían sacados de una excavación después de un entierro de siglos.

A pesar de esto, los miserables, que eran diez veces más numerosos que nosotros, iniciaron un movimiento hacia la derecha, en dirección de la capillita de San Juan, con el objeto de rodearnos; pero las baterías del arsenal descargaron sobre ellos un huracán de mil demonios, como no he visto otro en mi vida; la metralla se llevaba filas enteras de enemigos.

A fines del mes de mayo todos los reclutas del regimiento están instruidos, y son capaces de formar parte de las evoluciones en conjunto, y casi todos los días se ejecutan en el polígono maniobras de baterías organizadas.

Veían pasar como un desfile fantástico todo el resto del ejército: batallones y más batallones, baterías, tropeles de caballos. Luego, el silencio, la noche, un sueño sobre el polvo y las piedras, sacudido por terribles pesadillas. Al amanecer eran despertados por los pelotones de jinetes que exploraban el terreno recogiendo los residuos de la retirada. ¡Ay! ¡imposible moverse!

Antes de noche se retiraban á sus trincheras y desamparaban el foso y las baterías, y de día muchas veces arremetían con gran furia y voces, tirando piedras y escopetazos, y muchos dellos llevaban picas de las que tomaron en las galeras de los cristianos, y se mostraban encima de la batería todos descubiertos, y asimismo los cristianos, y se combatían de manera que los turcos jamás podían pasar adelante ni ganar palmo de tierra, que siempre los hacían volver y retirarse con daño.

Pero fueron vanas todas las baterías que asestaron contra su designio, porque cuando este santo varón conocía era voluntad de Dios lo que emprendía, no había respeto humano, miedo de peligro, ni fuerza de embarazos poderosa á hacerle dar un paso atrás, ni desistir de lo comenzado.

Un cañón acababa de disparar á pocos pasos de él... Sólo entonces se dió cuenta de que dos baterías se habían instalado en su parque. Las piezas estaban ocultas bajo cúpulas de ramaje; los artilleros derribaban árboles para enmascarar sus cañones con un disimulo perfecto. Vió cómo iban emplazando los últimos.

Al mismo tiempo soñaba que yo disparaba las piezas, que subía a la arboladura, que recorría las baterías alentando a los artilleros, y hasta que mandaba la maniobra en el alcázar de popa como un almirante.