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Las producciones del término municipal de Teruel, dijimos antes que eran algo escasas, menos el cáñamo, que es el ramo que constituye esencialmente la riqueza de la vega: arbolado se ve ya bastante.

¡¡Nada!! El bando es bando y ¡a la cárcel todo Cristo! Al día siguiente quedaron destituidos de sus empleos los cuatro capitanes que, por respeto, no habían arrestado al virrey; y los que los reemplazaron fueron bastante enérgicos para no andarse en contemplaciones, poniendo, en breve, término a los desórdenes.

Y lo era, así mismo, el médico, ya bastante viejo y chapado a la antigua, hombre de pocas palabras, pero sapientísimo tresillista, que solía hacer el cuarto en la mesa cuando doña Inés jugaba.

Es usted valiente entre las valientes y estoy orgulloso de tener alguna parte en su amistad, que le suplico me conserve preciosamente. Si esa amistad llegase a ser un día bastante grande y la soledad pesase a usted demasiado, recuerde, señorita, que mi despacho es su vecino más próximo y que nunca hará usted a su dueño más feliz que dignándose entrar en él... y no salir más.

Si en aquel momento me hubiera dicho que abriese el balcón y me arrojase de cabeza a la calle, creo que no hubiera vacilado, hasta tal punto estaba mi corazón fanatizado de amor por ella en aquel momento. Haga usted de lo que quiera dije muy conmovido. Luciana respondió: Lo que yo quiero es un amigo. ¿Quiere usted serlo? No es bastante.

El viejo examinó el contenido y dijo más animado: Me parece que hay bastante. Esperar un momento; vuelvo en seguida. Y entró de nuevo en el cuartito, llevándose una camisa vieja de franela y el aguardiente. Como la puerta quedó entreabierta, se oyó distintamente el siguiente diálogo: Dime, hijo mío, ¿dónde te duele más? Me duele todo. Ora aquí y ora ahí debajo; pero es más fuerte de aquí a aquí.

En efecto, hacía días que observaba en su hermano cierta predisposición a la melancolía bastante ajena a su carácter: a menudo se pasaba horas enteras con los ojos estáticos, inmóvil, dando señales de hallarse emboscado en una maraña de pensamientos tristes: le molestaba la compañía de los amigos y aun llegaba a desagradarle que su hermana le leyese demasiado tiempo.

En mi concepto, para resolver la cuestion bastaba dirigirle esta pregunta: «¿Entendeis que al comenzar las investigaciones filosóficas, haya de haber un momento en que real y efectivamente dudemos de todo; ó juzgais bastante el prescindir de la certeza, suponiendo que no la tenemos, como se hace con frecuencia en todos los estudios

Habiendo acudido el dueño del taller al escuchar el rumor de la conversación, dio el notario su nombre, con tono bastante infatuado, y recordó que él había recomendado a aquel hombre por mediación de su tapicero.

Los orígenes de Jacques Fabrice eran humildísimos. Desempeñaba su padre modesto empleo en una de las alcaldías de París, y, aunque murió joven, vivió, sin embargo, lo bastante para contrariar por todos los medios la precoz disposición que para las artes del dibujo mostrara el niño.