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Después, en la lejanía de un campo, junto a unos murallones de ladrillo, se alza un tablado, encima del cual, destacando sobre el cielo, se ven cuatro hombres que sientan a otro por fuerza en un banquillo, tras el cual, a manera de respaldo, hay un madero tieso... ¡Qué horrible pesadilla!

En el centro de cada mesa, segun el uso del establecimiento, se presentaban cuatro platitos de colores con cuatro pasteles cada uno, y cuatro tazas de con sus correspondientes cubiertas, todas de porcelana roja; delante de cada banquillo se veían una botella y dos copas de luciente cristal.

En el hogar ardía un monte de leña, con cuyo calor pudo don Paco secarse los vestidos, porque le ofrecieron, y él aceptó, un banquillo para que se sentase cerca del fuego.

No hay destino más espantoso que el de un desgraciado que oye afirmar violentamente su culpabilidad, que oye probarla, á quien se arroja en un calabozo y se pone en incomunicación, y que al oirse insultar en el despacho del juez de instrucción y en el banquillo, sufre en público la agonía moral y física del más atroz martirio y repite á los demás y á si mismo hasta volverse loco: ¡Soy inocente!

Así permaneció largo rato, oyendo los alaridos que de vez en cuando lanzaba la mujer del Tuerto en el buhardillón contiguo. Luego notó que le llamaban, y gruñó al conocer la voz; pero, aunque de muy mala gana, alzóse del banquillo y salió al balcón.

Entrando en el cuarto, arrastró un banquillo hasta el sillón del paralítico; sentose, y dijo echándose la manta sobre las espaldas: Señores, si les es igual, como estamos un poco estrechos, me quedaré aquí esta noche. Puso en su mano la mano marchita del inválido y volvió la mirada al fuego que se extinguía lentamente.

Ugarte era el que se encargaba de hacerme la vida odiosa, recriminándome por no haber seguido su consejo cuando navegábamos por el Pacífico. Llegamos a tierra y nos condujeron delante de los jueces. Aparecimos en el banquillo todos los tripulantes de El Dragón. El no haber resistido y el quedar los hechos obscuros nos salvó de ser ahorcados.

¡Yo!... dijo confundido y descompuesto á pesar de su serenidad el padre Aliaga. Vuestro celo os ha engañado, fray Luis repitió la joven con su acento siempre igual, siempre reposado; pero siempre frío y hasta cierto punto severo. Yo no he dudado jamás de su majestad dijo el padre Aliaga, puesto por doña Clara hasta cierto punto en el banquillo de los acusados , pero he temido que ese caballero...

Por dicha o por providencia de la chacha, que todo lo había arreglado muy bien, D. Gregorio tropezó en la obscuridad con un banquillo que habían atravesado por medio y dio un costalazo, haciendo bastante estrépito y lanzando algunos reniegos. Pronto se levantó sin haberse hecho daño y se dirigió precipitadamente al cuarto de su mujer.

Su crimen, dijo Sorege fríamente, y su condena. Es, por cierto, bastante. ¿Piensa usted que si yo hubiera perdido hasta ese punto la memoria, el mundo no me hubiera recordado que Jacobo de Freneuse fué arrancado por los gendarmes del banquillo de los acusados y conducido con esposas primero á la cárcel y después á presidio?