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En los balcones, en las ventanas y en las puertas de las casas, las personas de más edad y fuste estaban sentadas en sillas. Las jóvenes se paseaban o se paraban a contemplar las tiendas de mercaderes ambulantes que se extendían por la plaza y por dos o tres calles de las que en la plaza desembocan. Las tiendas a las que se agolpaba más gente eran las de juguetes y muñecos.

Formaban los variados uniformes, a los cuales se añadían los nuestros y los de los ingleses, la más animada y alegre mescolanza que puede ofrecerse a la vista; y como las señoras no llevaban sus guardapiés y faldellinas de luto, sino por el contrario, de los más brillantes rasos blancos, amarillos o rosa, con mantillas quier blancas, quier negras, y cintas emblemáticas, y cucardas patrióticas a falta de flores, júzguese de cuán bonita sería aquella calle Ancha, la cual, como calle, y aun desierta y abandonada por el alegre gentío, es, con sólo el adorno de sus lindas casas, de sus balcones siempre pintados y de sus mil vidrios, lo más bonito que existe en ciudades del Mediodía.

Pasais adelante del zaguan, y os encontrais en un patio cuadrado y claustrado, en cuyos cuatro costados se levanta el edificio, cubierto por una alta cúpula de cristal que lo hace parecer un invernáculo. Desde la base hasta la cúpula de cristal se proyectan en todo el interior del patio-salon tantos órdenes de balcones continuos y claustrados cuantos pisos tiene la casa.

Las damas de los balcones, excitadas por tanto vocerío, mareadas y nerviosas, gritaban también con alegría loca, arrojaban puñados de papelillos de colores, cubriendo la calle y la muchedumbre de un manto irisado. Algunos jóvenes respondían á esta graciosa agresión lanzándoles, con jeringas de goma, chorritos de agua perfumada.

Cuando venía algún coche o carro, era menester que los transeúntes nos metiésemos en un portal para no ser atropellados, porque la calle, a duras penas, dejaba paso al vehículo. Todos los balcones y ventanas estaban adornados con tiestos que rebosaban de flores: los claveles de una ventana besaban muchas veces las rosas de la de enfrente.

Y así como Adriana misma, mientras hablaban y reían con ligera locuacidad sobre temas con frecuencia pueriles, soñaban interiormente sus cosas ideales; y como ella, también, vivían sin dejar transparentar el mundo de imágenes amorosas y de suaves ideas que las encantaban en la cotidiana meditación. Alguna vez, cuando atardecía, abrían los balcones, que daban sobre la Avenida Quintana.

Petrel es un pueblecillo tranquilo y limpio. Hay en él calles que se llaman de Cantararias, del Horno de la Virgen, de la Abadía, de la Boquera; hay gentes que llevan por apellidos Broqués, Boyé, Bellot, Férriz, Guill, Meri, Mollá; hay casas viejas con balcones de madera tosca, y casas modernas con aéreos balcones que descansan en tableros de rojo mármol; hay huertos de limoneros y parrales, lamidos por un arroyo de limpias aguas; hay una plaza grande, callada, con una fuente en medio y en el fondo una iglesia.

Por eso, cuando los estudiantes pasaban en la procesión, vestidos de negro, con una flor amarilla en el ojal, los pañuelos de todos los balcones soltábanse al viento, y los hombres se quitaban los sombreros en la calle, como cuando pasaban las banderas; y solían las niñas desprenderse del pecho, y echar sobre los estudiantes, sus ramos de rosas.

Se compone de tres calles paralelas, muy pulcras y regulares, destacándose para dominar la bahía una larga fila de casas muy hermosas, de aspecto frances moderno, perfectamente iguales, de muros de piedra y cinco pisos, y adornadas de graciosos balcones, con algunos miradores y gabinetes volados. Todo tiene en Santander un aspecto agradable y simpático de frescura, actividad y progreso.

El joven manifestó que no había necesidad; que pasaba por todo lo que ella dijese; que ya lo vería... Sin embargo, la señora insistió y tomando una palmatoria los guió al otro extremo de la casa. Esta es la sala... Grande, ¿no es verdad? Dos balcones... La alcoba. Caben muy bien dos camas... cuanto más una añadió mirando a su hija, que se hizo la distraída cerrando un balcón.