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Es imposible que Dios ayude a ustedes. En vano pretendía dar dulzura a sus frases: la extraordinaria viveza de los ojos acusaba una resolución enérgica. No, madre; no esperen ustedes alivio ni amparo. En casa no hay religión, no se reza, no se practica una sola devoción... Da grima pensarlo.

Luego se resignó, como el que se tiende fatigado ante el obstáculo y espera una intervención providencial que le ayude á salvarlo. Lo importante era ser pintor... aunque no pintase. Esto le permitía dar tarjetas con excusas de alta estética á las mujeres alegres, invitándolas á su estudio. Vivía de noche.

Y si esto no bastase, puede haber alguien que la ayude, pero sin nuestra intervención. ¿Qué hacer, pues? Interesar a alguien en la muerte de Germana. Suponte un enfermo que dijese a los que la asisten: muchachos, cuidadme bien; el día de mi muerte tendréis todos mil francos de renta. ¿Crees que ese hombre viviría mucho tiempo?

A nosotros también nos ahogan. Es por ustedes, pues, por quien voy a trabajar. Pónganse de lado, padres míos, las heridas son así menos peligrosas, porque no se encuentran más que las falsas costillas. En fin, yo la tengo dijo abriendo con dificultad su navaja. ¿Están dispuestos, compadre? ¡Jesús! no lo estamos. ¡Es igual, que Dios nos ayude!

Tengo la seguridad de conseguir un buen destino para Ultramar. Mientras cambia la fortuna, es preciso que uno de vosotros se vaya muy lejos y ayude a los que aquí quedemos. ¿Quién quiere separarse de ? ¿Quién se quiere quedar? Resolvedlo vosotros, y decídmelo mañana. Oyéronla ambos en silencio y aquella misma noche se reunieron a deliberar.

Hagáis lo que hagáis, esos animales siempre mordisquean y roen; y lo mordisquean y lo roen todo, hasta la cofia del domingo, si está colgada a su alcance. Para ellos tanto da, que Dios los ayude. Es la dentición lo que los pone así, eso es. De modo que Eppie fue criada sin castigos, soportando en cambio el peso de sus fechorías su padre Silas.

Mas haces como hombre de bien en eso, que más vale pedillo por Dios, que no hurtallo, y ansí El me ayude, como ello me paresce bien, y solamente te encomiendo no sepan que vives comigo, por lo que toca a mi honra. Aunque bien creo que será secreto, según lo poco que en este pueblo soy conoscido. ¡Nunca a él yo hubiera de venir!"

Después fue cuando la señorita me mandó que le hiciese un poco de tila, y mientras yo estaba en la cocina subió su padre con los amigos. Cuando llegué la encontré tendida en el suelo en paños menores. El papá trataba de llevarla a la cama y yo le ayudé.

¡Dios ayude al bolsillo de su majestad! ¡Otros diez años de cocinero, solo, triste, viejo!... ¡Otros diez años para reunir la décima parte de lo que me han robado! exclamó Montiño con desesperación. Y no habló una palabra más hasta llegar á las cocinas. Ni allí habló otras palabras, que las referentes al servicio.

Vanse, y sale DON TELLO, de caza; y CELIO y JULIO, criados. D. TELL. Tomad el venablo allá. CELIO. ¡Qué bien te has entretenido! JULIO. Famosa la caza ha sido. D. TELL. Tan alegre el campo está, Que sólo ver sus colores Es fiesta. CELIO. ¡Con qué desvelos Procuran los arroyuelos Besar los pies a las flores! D. TELL. Da de comer a esos perros, Celio, así te ayude Dios.