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A lo que les dijo el señor obispo que hablasen a sus parientes y amigos y los persuadiesen a salir de entre los montes, que la piedad del Rey les concedería terrenos y modo de subsistir en otros parajes con las comodidades que veían en los de aquel pueblo, y les destinarían ministros que los doctrinasen y enseñasen el camino del Cielo; y que esta diligencia la pusiesen en ejecución luego que volviesen a la reducción, y que de sus resultas me avisasen a , para que yo lo participase al señor obispo y al excelentísimo señor virrey con el informe que tuviese por conveniente; y aunque quedaron en hacerlo, particularmente el corregidor, hasta ahora nada ha resultado, ni creo resultará por lo que diré a usted.

El telegrama le había trastornado. No sabía lo que pensar, pero sentía una zozobra inmensa. Lo primero que le había venido al pensamiento era que Elena estuviese enferma, le hubiese ocurrido cualquier accidente. Sin embargo, no parecía natural que le avisasen en aquella forma enigmática. Luego pensó en Clara, en el niño. Tampoco imaginaba que era forma adecuada de darle la noticia.

El cual, como hobiese despachado sus cuatro capitanes en la manera que ya habeis oido, y tuviese gran voluntad de por su persona ir é sujetar al Cuzco y al Viracocha Inca, tomando la otra tercia parte de gente que le quedó, dejando su tierra y pueblo con el recaudo y guarda necesaria, para que si alguno sobre él se viniese le avisasen para volver en su guarda y reparo; é ansí, ya hecho esto y proveido, se partió con su gente, y llevando consigo sus dos capitanes, en busca é demanda de Viracocha Inca.

Allí concertaron que el capitán y Zoraida se volviesen con su hermano a Sevilla y avisasen a su padre de su hallazgo y libertad, para que, como pudiese, viniese a hallarse en las bodas y bautismo de Zoraida, por no le ser al oidor posible dejar el camino que llevaba, a causa de tener nuevas que de allí a un mes partía la flota de Sevilla a la Nueva España, y fuérale de grande incomodidad perder el viaje.

Como no vimos la bala, comenzamos á reir satisfechos y hasta orgullosos de que nos avisasen tan ruidosamente. Otro cañonazo, pero esta vez con malicia. Nos pareció que un gran pájaro pasaba silbando sobre la barca, y la antena se vino abajo con el cordaje roto y la vela desgarrada. Nos habían desarbolado, y al caer el aparejo le rompió una pierna á uno de la tripulación.

Despachó, pues, delante el P. Yegros algunos indios cristianos que avisasen al cacique principal de los Zamucos de su venida, y que le llevasen en su nombre un bastón, hermosamente guarnecido, y una camiseta colorada, que son las galas que ellos estiman.

Como no vimos la bala, comenzamos a reír, satisfechos y hasta orgullosos de que nos avisasen tan ruidosamente. Otro cañonazo, pero esta vez con malicia. Nos pareció que un gran pájaro pasaba silbando sobre la barca, y la antena se vino abajo con el cordaje roto y la vela desgarrada. Nos habían desarbolado, y al caer el aparejo le rompió una pierna a uno de la tripulación.

A la vuelta de Poniente, á la parte del campo de los turcos, acerca de la mezquita que se ha dicho, estaba el capitán D. Juan de Castilla con su compañía de coseletes, que tenía hasta 70 ú 80 soldados, y recelándose el dicho capitán D. Juan que podía ser roto de la parte de la marina, de los caballos, envió 12 soldados del cuerpo de guardia, con su cabo de escuadra, que estuviesen en la dicha mezquita, porque allí descubrían á todas partes, y dióles orden que avisasen siempre de lo que viesen hacer á los turcos; y si los apretasen mucho, que escaramuzando se retirasen con buena orden hacia donde él quedaba, que con el resto de su compañía saldrían á dalles socorro.

Dos ideas ocupaban su imaginación: la primera mandar que buscasen y avisasen a la célebre Mónica para que estuviese dispuesta a volver a su servicio si la cocinera provisional no cumplía bien su sagrada obligación; y la segunda, no permanecer ocioso en materia de amores, para evitar lo cual, entre cada dos bocanadas de humo, dirigía unas cuantas miradas a la casa de enfrente, donde vivía una viuda de peregrina belleza, pero de tan fresca y reciente viudez, que don Juan no juzgaba cuerdo empezar todavía su conquista.

Y este indio, como los viese, sentóse en el suelo y hizo que se pasaba á atar cierta atadura de sus zapatos, la cual disimulacion era seña y aviso para sus compañeros que detras dél venian; al cual, como le viesen en la manera que habeis oido, de uno en otro volvió la nueva á los dos señores que detras dellos venian, los cuales, como entendieron que era emboscada, mandaron á todos los suyos que se recogiesen é juntasen allí do la voz les habia tomado, excepto á los cincuenta que delante habian salido; á los cuales mandaron que se anduviesen por allí mirando é descubriendo á los que estaban en la emboscada si salian ó pasaban delante, y avisasen al que ataba los zapatos, llegando un indio bajamente á él, el cual le dijese que mostrase que ataba y desataba sus zapatos y otras cosas de su traer, con lo cual mostrase disimulacion de lo que allí entendia.