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Fingiendo ocuparse de la buena marcha del servicio, evolucionó Elena entre aquellos tres hombres que la seguían ávidamente con los ojos, mientras vacilaban las tazas en sus manos, derramando á veces su contenido sobre los platillos. Los tres admiradores intentaron repetidas veces conversar con ella; pero era tan hábil para repelerlos dulcemente, que acababan por dialogar con su marido.

A la hora de marcha, se oye la campana del práctico, la máquina se detiene y los contramaestres a proa comienzan a sondar. El Antioquía necesita para pasar cinco pies y medio por lo menos. Nos precipitamos todos ansiosos a proa y tendemos ávidamente el oído a los gritos de los sondeadores: «¡No hay fondo!» ¡Nueve pies! ¡Ocho escasos! ¡Seis largos!

La muchacha miraba ávidamente a los rincones negros de las callejuelas, no alumbradas aún, y él seguía sus miradas y hundía la vista en esos corredores obscuros, que invitan, en la sombra, con una elocuencia misteriosa.

Iban ya a ponerse en marcha, cuando una bandada de grandes pájaros cayó sobre el bosquecillo de nueces moscadas, y se puso a picar ávidamente la fruta. ¿Qué volátiles son esos? preguntó Cornelio.

Sanguinario y tiránico al mismo tiempo que predicaba la paz y la libertad; resuelto a gozar ávidamente mientras decía que los sufrimientos de los demás le hacían gemir; codicioso, disipador, infiel, mentiroso, ese hombre no podía ser objeto de un amor noble; sólo podía ejercer una fascinación perversa, una curiosidad malsana, deseos serviles.

Brillaban sobre su persona algunas joyas de valor, pues los hombres entonces se ensortijaban más que ahora, y lucía además los sellos de dos relojes. Su figura en general era simpática. Yo le miré y observé ávidamente, buscándole imperfecciones por todos lados; pero ¡ay!, no le encontré ninguna.

Roberto, incapaz de tenerse en pie, se dejó caer en una silla y, a grandes bocanadas, ávidamente, como si sollozara, aspiró el perfume que llenaba el aire. Se habría dicho que así quería absorber los últimos efluvios de su amada.

Sentía tal voluptuosidad penetrante teniendo a su hijo colgado a sus pechos, mirándola con ojos graves, acariciándole la cara con su manecita mientras saciaba ávidamente el apetito, que no cambiaría aquellos momentos por todos los goces de la tierra. ¿Por ventura se refugiaría la joven esposa en el amor maternal con tanto ímpetu para consolarse de algunas decepciones conyugales?

A medida que avanzaba el tiempo, iban siendo más numerosas y frecuentes las voces iracundas que votaban y renegaban. No se sabía la garganta de donde salían; atravesaban el espacio a modo de murciélagos cegados por la luz deslumbrante. El olor de los perfumes y el vino se iba haciendo más fuerte e impedía la respiración, como si el aire que impregnaba huyese de las bocas, ávidamente abiertas.

Seguia yo avidamente con la vista, lleno de ansiedad, la direccion de las profundas quebradas, buscando el punto de su reunion, para ver si hallaba en él una via de agua navegable. Un rayo del sol vino á revelármela, haciendo brillar á una apartada distancia, y en la direccion del norte 15 grados este, las sinuosidades de un rio en medio de la selva.