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A las cuatro de la mañana de este, despues de haber andado 10 leguas en la noche anterior, me dió aviso dicho Guajardo, que marchase prontamente, por estar ya inmediato una toldería, que era preciso avanzar antes de amanecer.

Canelo desapareció pronto al otro lado de la peña, y Chisco, después de detenerse unos instantes a observar desde la esquina, hízonos señas de que podíamos seguirle, y desapareció también. Entonces al avanzar nosotros, fue cuando pude yo darme la respuesta a la pregunta que me había hecho poco antes: ¿dónde estaba la boca de la caverna? ¡Dios eterno, qué cúmulo de barbaridades las de aquel día!

Todo sonríe: no hay motivo para inquietarse. Mas, al avanzar hacia la Línea, cesa la brisa vivificadora y el aire se vuelve sofocante. Se penetra en la zona de las calmas que dominan bajo el Ecuador y separan inmutablemente los alisios de nuestro hemisferio Boreal de los alisios del hemisferio Sur. El cielo está cubierto de pesadas nubes; á cada momento llueve á mares.

Consiguió con dificultad subirse sobre un tobillo, pero al avanzar lentamente y titubeando por la arista huesosa de la pantorrilla, perdió pie, cayendo de cabeza en la arena. Gillespie tuvo lástima de él y extendió una mano para tomarlo con los dedos, subiéndole hasta la altura de su pecho.

Y a pesar de la distancia, gritaron los más, enviándole un saludo por encima del agua azul, entre el revoloteo de las gaviotas y las palmeras de una isla que parecía avanzar poco a poco enmascarando el muelle. En el centro de la ciudad se había despedido el belga de la comitiva para quedarse en su hotel. Pero luego se arrepintió.

Representaba un consuelo en medio de su esclavitud tocar con sus manos este bote, que le hacía recordar el mundo de sus semejantes. Pero apenas intentó avanzar hacia el interior del puerto, uno de los buques de guerra que le vigilaban forzó sus máquinas para cortarle el paso, colocándose ante él.

Así, la juventud pobre que quiere avanzar y hacer carrera y se siente animada por las mas generosas inspiraciones, vegeta en realidad, reducida á rumiar ensayos literarios, perorar en los cafés, mantener justas especulativas en los círculos literarios y gastar su vigorosa naturaleza de un modo estéril.

Desde por la mañana esperaba el zaguán, de par en par abierto, y el suelo de los apriscos había sido alfombrado de paja fresca. De hora en hora exclamaba la gente: «Ahora están en Eyguières, ahora en el ParadónLuego, repentinamente, a la caída de la tarde, un grito general de ¡ahí están! y allá abajo, en lontananza, veíamos avanzar el rebaño envuelto en una espesa nube de polvo.

Debía de ser alguna de las jefas, porque los grupos se espaciaron dejándola avanzar hasta la caja del coche, mientras ella, gesticulando enérgicamente, decía con los brazos en alto: ¡Compañeras, quietas! ¡Chicas, no tiréis! ¡Dejadme hablar... no seáis bestias! Viendo a aquella mujer, la más joven de ambas damas, dio un grito de asombro y de sorpresa, exclamando: ¡Manuela! ¡Yo soy señá duquesa!