United States or Montenegro ? Vote for the TOP Country of the Week !


Desnoyers salió de la estación de Orsay en un compartimiento de primera clase. Alababa mentalmente el buen orden con que la autoridad lo había arreglado todo. Cada viajero tenía su asiento. Pero en la estación de Austerlitz una avalancha humana asaltó el tren. Las portezuelas se abrieron como si fuesen á romperse; paquetes y niños entraron por las ventanas lo mismo que proyectiles.

El Friedrich August mostró prisa en salir cuanto antes. Las operaciones se hicieron con vertiginosa rapidez. La carga fué enorme: carga de personas y de equipajes. Dos vapores llenos abordaron al trasatlántico. Una avalancha de alemanes residentes en Inglaterra invadió las cubiertas con la alegría del que pisa suelo amigo, deseando verse cuanto antes en Hamburgo.

Apartaba los ojos de ellos para hablar con un compañero de fila, afeitado y de aspecto grave: indudablemente el cura que había conocido el día antes. Tal vez se tuteaban ya, con la fraternidad que inspira á los hombres el contacto de la muerte. Siguió el millonario con una mirada de respeto á su carpintero, desmesuradamente agrandado al formar parte de esta avalancha humana.

Castelhum bajó a Posadas sobre una agua de inundación que iba corriendo nueve millas, y que al salir del Guayra se había alzado siete metros la noche anterior. Tras gran sequía, grandes lluvias. A mediodía comenzó el diluvio, y durante cincuenta y dos horas consecutivas el monte tronó de agua. El arroyo, venido a torrente, pasó a rugiente avalancha de agua ladrillo.

Abríanse puertas y ventanas, uniéndose nuevas voces a la delirante aclamación, y en cada bocacalle, un grupo de gente engrosaba la negra avalancha. Iban todos al ayuntamiento, furiosos y amenazantes como si solicitaran algo que podían negarles, y entre la muchedumbre veíanse escopetas, viejos trabucos y antiguas pistolas de arzón enormes como arcabuces. Parecía que iban a matar al río.

Isidro, que no había de escribir a nadie pues sólo pensaba enviar a su hijo una postal con grupos de negros al bajar a tierra , contempló irónicamente esta fiebre grafománica. ¡Qué de embustes sobre el papel; historias fingidas a última hora para llenar pliegos, sin que se trasparentase la verdad! ¡Qué de juramentos de eterno recuerdo, cuando los pobres recuerdos de tierra no habían salido de los equipajes y en ellos permanecían encogidos, cual prendas sin uso, mientras el olvido y el afán de placer sin consecuencias se había enseñoreado del buque!... Maltrana pensó que si toda esta avalancha de mentiras se solidificase repentinamente, el pobre Goethe se iría al fondo no pudiendo resistir tan enorme peso.

Experimentábase la misma impresión que en una tienda de perfumería, donde, al entrar, toda una avalancha de esencias distintas sale de cuantos huecos tiene la anaquelería, asaltando el olfato.

La avalancha de visitantes se había fraccionado para tomar los cuatro caminos en espiral arrollados á las patas de la mesa. Gillespie vió surgir por los escotillones á muchos servidores suyos, hombres y mujeres, que se colocaron en uno de los lados de la planicie de madera, esperando órdenes.

El comandante, que estaba en el balcón junto al grande hombre, abrió los ojos con asombro y espanto, mientras le temblaban los bigotes, como si no pudiese contener una avalancha de frases de protesta. Pero el orador, uniendo la acción á la palabra, se había abrazado á él nerviosamente, desafiando con la mirada á un enemigo imaginario y dispuesto al fusilamiento. Además, era imposible hablar.

Y toda la avalancha retrocedía, empujando de nuevo a los transeúntes, ganosa de salir al encuentro de los que llegaban por la parte opuesta. Era un deseo vehemente de encontrarles lo más lejos posible del Hospicio, de ganar algunos segundos, de prolongar la rápida entrevista, en la que habían pensado días enteros.