United States or New Zealand ? Vote for the TOP Country of the Week !


Un poco contaba con ella para distraerme, pero de ningún modo para aturdirme y menos aún para consolarme. Por otro lado, el campesino persistía en y no podía resolverse a despojarse de mismo, porque había cambiado de medio.

Con un telescopio nos pasaríamos las noches en claro. Menos yo, ché, Melchor. ¿Por qué, Ricardo? Porque me marea mirar al cielo. ¡Te marea!... ¿Pero que estás diciendo?... Lo que oyes: Yo no tengo cabeza para contemplar estas cosas y si me esfuerzo por entenderlas, acabo por aturdirme... ¡qué yo!

»En seguida me encerré yo en mi dormitorio... a velar, a padecer, a aturdirme con el pensamiento volteando entre las ondas de la tempestad que ya no me cabía en la cabeza. Según lo convenido con mi madre, al otro día, en cuanto el banquero llegó, salí yo sola a recibirle.

Soy muy infeliz, Watson siguió diciendo . Deseaba una ocasión oportuna para manifestárselo, y aprovecho este raro momento en que podemos hablar á solas y tal vez no volverá á repetirse nunca... Me ve usted rodeada de hombres que me hacen la corte y yo parece que coqueteo con ellos. ¡Error!... Es únicamente por aturdirme, por olvidar el vacío de mi vida.

Apenas tenía yo más amigos que el Barón; y yo no desconocía, por más que estimase su fidelidad perruna y su devoción hacia , cuánto había de cómico en todo ello. Las ganas de morir asediaron mi espíritu con la contemplación de tales miserias. Para distraer mis penas, para aturdirme, me lancé entonces al mundo con mayor ímpetu y frenesí que nunca.

Con un valor, con una caridad sin límites, me toleraba cerca de ella, me vigilaba, me socorría por su continua presencia. Inventaba medios para distraerme, para aturdirme, para interesarme en ocupaciones serias que me absorbieran.

Claro está que no tengo inquina hacia nadie ni hacia nada; no me interesan tampoco estas o las otras ideas; por eso, Pepita, mi tarea es más fácil, porque hago mis artículos con entera tranquilidad, sin apresurarme, sin aturdirme, poniendo esas pequeñas gotas de hiel donde quiero ponerlas. Ayer hice un artículo.

¡Si tuviese el mismo dinero que antes, cuando tu madre vivía aún, y nos encontrábamos en Monte-Carlo!... Pero entonces yo no sabía lo que ahora. Jugaba por aturdirme, por saborear la emoción de la pérdida, que en realidad no me afligía mucho. Sólo apuntaba con placas de mil francos. Creía denigrante tocar otras con mis manos, y además nunca las arriesgaba solas.

TERPSY. Vas a ver cómo se encadena todo. No tenía ganas de trabajar, y entonces me lancé a la vida alegre... Todas las noches iba al baile Vestris y allí danzaba para aturdirme... ¡Y nunca regresaba sola...!