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No siendo, como no lo es, plaza fuerte, por más que así se denomine, puesto que solo atestigua su arrogante calificativo débiles muros que resguardan escasas máquinas de guerra, que la más perfecta no corresponde á la más imperfecta de las que marchan en la línea de los grandes adelantos, no creemos precisos los gastos y atenciones que tal nombre origina, y una dotación insignificante y una asignación de unas cuantas libras de pólvora por conceptos de salvas para el caso improbable de visitar aquellos mares un barco de guerra, harían lo mismo que acontece en la actualidad con parque, dotación y almacenes, con las ventajas de la reducción del presupuesto.

La conciencia nos atestigua que se hallan en nuestro interior, y que en nosotros está el principio libre que ejerce dicha actividad: sobre este punto no sabemos nada mas; pero estos fenómenos se hallan á veces ligados con los movimientos de nuestro cuerpo, que una experiencia constante nos ofrece como dependientes de nuestra voluntad: ¿de qué manera se ligan cosas tan diferentes? no lo sabemos; la filosofía no lo alcanzará jamás.

Los defensores de las ideas innatas decian «en el lienzo preexisten las figuras: para que se ofrezcan á la vista, basta levantar el velo que las cubreEsta explicacion es algo dura, pues contraría abiertamente la experiencia que atestigua: 1.º la necesidad de la excitacion del entendimiento por las sensaciones; 2.º la elaboracion intelectual que experimentamos al pensar, y que nos dice que hay dentro de nosotros una especie de produccion de ideas.

Esto en , ¿qué es? no lo : pero que existe esta relacion constante, y esas leyes necesarias: esto lo en cuanto á la realidad, por la experiencia, que así me lo atestigua; en cuanto á la posibilidad, lo conozco por el testimonio de mis ideas, que con su enlace arrancan mi asenso por medio de su evidencia intrínseca.

Viviría rodeada de magnificencia, de lujo, y algún día, en uno de esos momentos en que el amor atestigua, protesta, jura, siente la necesidad de dar, diría á un galán: «Os cojo la palabra. Empero no creáis halagarme con los presentes acostumbrados.

La insertó Pedro de Marca, Autor Francés, grave y noticioso en su Historia de Bearne, impresa en París el año 1640 como atestigua el Maestro Fray Joseph Gomez de Porres, Carmelita. El mismo Conde la envió á Pedro de Marca el cual imprimió tambien dos Cartas latinas que el Conde le habia escrito.

Sin embargo, Rang atestigua haber visto uno del tamaño de un tonel, y Perón encontró otro de iguales dimensiones en el mar del Sur, que rodaba, roncaba, entre el oleaje con grande estrépito. Sus brazos, de seis ó siete pies de longitud, se desplegaban en todas direcciones, simulando una furiosa pantomima de horribles serpientes.

Los celestes que hemos podido observar, están todos en movimiento; y el cálculo de acuerdo con la experiencia nos los manifiesta sometidos á la atraccion universal: ¿dónde está la indiferencia para el reposo ó el movimiento, atestiguada por la experiencia? Mas bien deberemos decir que la experiencia nos atestigua una inclinacion general de los cuerpos hácia el movimiento.

El testimonio de la conciencia ó del sentido íntimo, comprende todos los fenómenos que activa ó pasivamente se realizan en nuestra alma. Por su naturaleza, es puramente subjetivo; de modo que considerado en mismo, separadamente del instinto intelectual y de la luz de la evidencia, nada atestigua con respecto á los objetos.

Con verdadero asombro se observa que hombre dotado de tan extraordinarias facultades y cuyas obras están llenas de clara enseñanza, no dejase discípulos dignos de su maestría: porque su yerno Juan Bautista del Mazo, que fue diestro en copiarle e imitarle, no pasó de esta habilidad sin llegar a conquistar mayores méritos: su esclavo Juan de Pareja, se aficionó al exclusivo remedo de los venecianos, como atestigua el lienzo de la Conversión de San Mateo; y a Carreño de Miranda que hizo excelentes retratos, le faltaron el dibujo, el aire y el buen gusto de su maestro: y aún quedan por bajo de los citados, Juan de Alfaro, Nicolás de Villacis, Tomás de Aguiar, Juan de la Corte y Burgos Mantilla; nuestra pintura no vuelve a tener un genio por intérprete hasta que nace Goya.