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Por supuesto, todos tenemos creencias la creencia es la expresión, el resultado, la forma de la razón humana en un asunto y en una época pero unos tienen creencias voluntarias que pueden cambiar o dejar, como el traje civil del particular, y otros tienen creencias forzosas, como el uniforme del fraile o del soldado, que no pueden cambiar o abandonar sin incurrir en penalidades; unos tienen creencias antiguas y otros tienen creencias modernas, porque la razón humana tiene hijas mozas y tiene hijas viejas.

En cuanto descendió con la atención a las cosas del bajo mundo, me dijo con voz entera y mucha tranquilidad: Vamos ahora a tratar del asunto mío. Púseme gustoso a sus órdenes; rogóme que le ayudara un poco allí y salió del cuarto: llegóse al mío; metió la cabeza dentro de él; hizo lo propio en la alcoba del salón intermedio, y trancó luego la puerta de éste.

Mucho podríamos estendernos en este Capítulo, pero atendiendo a los límites que nos hemos señalado, y reservándonos ocasión para tratar de este asunto, en otro o en otros volúmenes; vamos a dar noticia de algunos turolenses que se han distinguido en las ciencias, artes y letras.

Pero no son éstos los solos obstáculos con que se tropieza en la apreciación de todo asunto que á Mindanao se refiera.

La resolución de Silas Marner de guardar la hija de la «vagabunda» fue un acto que no sorprendió menos a la gente de la aldea que el robo de su dinero, y las conversaciones versaron con frecuencia sobre este asunto.

Y dijo esto de buena fe, con el dulce optimismo de los que se sienten enamorados. Al día siguiente era domingo, y Watson fué por la mañana á la antigua casa de Pirovani para ver á Torrebianca. Necesitaba hablarle de un asunto relacionado con los trabajos de los canales.

Publicó su biografía en la primera plana, describió en la segunda su entrada triunfal en la romería y el modo gallardo con que fué acompañado por las jóvenes más hermosas de la villa en medio de cantos y vítores. Insertó cerca de esta descripción unos versos con el mismo asunto de uno de los chicos de don Rufo.

Las reuniones de alumbrados que la madre Catalina y el clérigo presidían, fueron ya tan frecuentes, y las deshonestidades tantas, que al fin y á la postre, cuando las cosas habían llegado al escándalo y eran muchas las mujeres seducidas por ambos, la inquisición tomó cartas en el asunto y los dos fueron presos, terminando allí y viniendo á tierra todas sus reuniones y conventículos.

Todos se detienen un instante, saludan quitándose el sombrero, la reina hace sus graciosas reverencias, y asunto concluido. Ni un viva, ni una exclamacion: es un pueblo galante que saluda á la primera de sus damas y que conserva el respeto tradicional hácia los reyes; pero nada de entusiasmo.

Ahora me río considerando cómo se me partía el corazón con aquellas cosas. Pero aún habían de ocurrir más terribles desventuras. Al año de su transformación, la tía Martina, Rosario la cocinera, Marcial y otros personajes de la servidumbre, se ocupaban un día de cierto grave asunto. Aplicando mi diligente oído, luego me enteré de que corrían rumores alarmantes: la señorita se iba a casar.