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Este Tragomer... Ahora comprendo por qué ha hecho marcharse á los demás... ¡Vaya un escándalo que hubieran armado! ¡Este que es asunto! Cristián, con mucha calma, le dejaba agitarse y hacer exclamaciones de asombro y esperaba que su interlocutor volviese á él, atraído por su violenta curiosidad.

GEOGRAPHÍA. Relator, el señor Savari. «Es bien raro que un naturalista viagero su atencion, con el mismo interes que á los objetos tan variados de sus estudios especiales, á un asunto de investigaciones no ménos útil, pero mas árido, la configuracion exacta y detallada de los parages que recorre.

El cura les dejó á la salida del villorrio y emprendió el camino pendiente y tortuoso de la rectoral. Los cuatro vecinos de Vegalora siguieron la calle de avellanos que conducía al río, salvaron el puente, y una vez en la carretera fué asunto de pocos minutos el poner el pie en la villa. Octavio apenas despegó los labios en todo el camino.

Usted que es hombre que supone, un señor considerable, y que don Federico le aprecia tanto, debería usted darle una puntadilla sobre el asunto, un buen consejo, en bien de ellos y de todos nosotros.

Si usted me hubiese escuchado hasta el fin, prosiguió ella, nos habríamos ahorrado esta interrupción tan desagradable. Déjelas conversar allí, mientras no solucionemos el asunto. Me es horriblemente penoso tener que emplear tantos argumentos.

Y el muchacho se habituó a ver todos los domingos al señor José, como si fuese de su familia. Un día se presentó solo el albañil, y antes de que el muchacho entrase en el Hospicio, le explicó la ausencia de su madre. La Isidra estaba enferma; no era cosa de cuidado: asunto de quedarse en casa un par de semanas sin bajar a verle.

Y no se habló más del asunto, ni de otro tampoco en aquella ocasión, entre los tres tertulianos de Peleches. Al día siguiente

En la presente historia, donde, según el título lo indica, los más importantes personajes, cada uno por su estilo, van a pasarse de listos, pecaré, sin poderlo remediar, contra lo que el crítico quiere. La culpa, si la hay, porque me resisto a declararme culpado, está en la elección del asunto.

¿Qué respondéis á eso? dijo el conde. Que vuestra voluntad es la mía, padre y señor contestó doña Juana. No se habló más del asunto, porque no era necesario hablar más.

Dejaremos a un lado, por no ser hoy de nuestro asunto, la perfección en que se ha llegado en punto a religión y a política, dos cosas esencialísimas en nuestra manera actual de existir, y a que los pueblos dan toda la importancia que indudablemente se merecen.