United States or Sierra Leone ? Vote for the TOP Country of the Week !


Era una tarjetita femenina, sin fecha y sin firma, que olía á violetas. ¿Cómo se llama su autora? ¿Dónde reside?... Lo ignoro, pues ni el cartoncito ni el sobre lo decían. ¡Oh, el misterio, el poético misterio, á la vez lancinante y sabroso!... Lectora, cuya alma sensible adivino, leyendo astutamente entre líneas el dolor de mi alma: yo, para quererte, no necesito conocer la blancura de tus manos, ni saber si son tus ojos hermosos, ni de qué color tienes los cabellos.

Admitió así, con mayor indulgencia de la acostumbrada, buen número de herederas pertenecientes a la alta banca francesa y cosmopolita, contando astutamente con que las intimidades de la vida de campo ofrecerían la deseada ocasión y harían madurar el perseguido proyecto, descartando con maquiavélica experiencia a las casadas jóvenes y bonitas, quienes podrían distraer la atención del neófito, en secundarias bagatelas.

, ; vendré, vendré repetía el estanquero, que ya sentía prisa por marcharse: mas ella, como si quisiese sellar su amoroso contrato de un modo inolvidable, dio un salto de pantera celosa, y arrojándosele al cuello le abrazó, besándole el cerdoso bigote, al mismo tiempo que decía con la voz astutamente entrecortada por la emoción: ¡Quintín, qué felices vamos a ser!

Como si la hechicera hubiese leído los pensamientos del ministro, se detuvo ante él, fijó las miradas astutamente en su rostro, sonrió con malicia, y, aunque no muy dada á hablar con gente de la iglesia, tuvo con él el siguiente diálogo: De modo, Reverendo Señor, que habéis hecho una visita á la selva, observó la hechicera inclinando su gran peinado hacia el ministro.

Para defenderse de él, no bastaba la frialdad ingénita contra la seducción por los sentidos, pues aún fingía más astutamente la ternura cariñosa con que se conquista el alma, que la exaltación apasionada con que se vence a la materia.

Empezó a mirarle de mal ojo, y a bullir en su cabeza la idea de que aquél, so capa de protegerle, tenía la mira puesta en el señorito de Madrid, trabajaba astutamente por encenderle con la contrariedad y hacerle caer en una trampa de donde saliese comprometido y obligado por las leyes divinas y humanas a casarse con su hija.

Creí que toda beldad perecedera, que toda bondad de las criaturas, que toda gracia, que toda luz, no sería a mis ojos sino reflejo débil y frío de la beldad, de la bondad, de la gracia y de la luz eternas, cuyos fulgores imaginaba entrever, en cuyas llamas me complacía en sentir ardiendo mi corazón. ¡Cómo me adulaba el espíritu tentador a fin de hacerme caer! ¡Cuán astutamente me engañaba! ¡Cuán ciega confianza fue la mía al principio!

A los amantes á ganar el favor de las damas, y á éstas á encantar á sus galanes, y á unos y á otras á burlar con engaños, astucias, sobornos y libertinaje el celo que ponen los padres en que se guarden las leyes de la decencia y del decoro. ¡Buenas lecciones aprenden las jóvenes inocentes averiguando la mejor manera de tomar cartas amorosas, y contestarlas cuanto antes; de excitar y provocar á los enamorados, fingiendo frialdad, á que extremen más sus pretensiones; á valerse de las confidencias de las criadas; á hablar á los galanes por la ventana, introducirlos en su casa y esconderlos astutamente, y al término de todo esto una boda venturosa para que no sientan miedo ni horror ni al principio, ni al medio, ni al término de sus amoríos! ¡Máximas tan cristianas y tan santas como la de que es preciso ser atrevido para amar y ser amado, sin temer nunca que nos falte ingenio ni capacidad para obtener el triunfo, como en la titulada El amor hace discretos; ó que no ha de amedrentarnos ningún obstáculo, como en la de El amor hace milagros; ó que se debe batallar con empeño contra los desengaños, como en la titulada Porfiando vence amor; por último, que se han de desatender los lazos de la sangre, los deberes que hemos de cumplir, la gratitud, la sana razón, las inspiraciones de la conciencia y todo lo demás de igual índole por obedecer esa máxima tan sensata, tan cristiana y tan política de que Antes que todo es mi dama!

Tizona, viendo cerradas las verjas, a riesgo de matarse, escaló una ventana: Infolio, dijo tan admirables cosas propias y ajenas, colocándose ante la puerta, que sus hojas, dejándole paso, se abrieron solas, y entonces Lepe se coló dentro astutamente. A los pocos momentos estaban en la antecámara del ídolo.

Ante todo, Bozmediano, guiado por un sentimiento fácil de comprender, resolvió firmemente hacer cuanto en su mano estuviera para poner en libertad al pobre Lázaro. Servir al que podía considerar como su rival, le parecía un acto que podía asegurarle la benevolencia de Clara; y esta benevolencia, bien y astutamente dirigida, podía convertirse en amor.