United States or Eswatini ? Vote for the TOP Country of the Week !


Paz dejó trascurrir unos minutos, y en seguida entró también a la estancia inmediata. Pepe, sin vacilar, se acercó a ella y, en voz baja, con acento de sinceridad, la dijo: Señorita, esta vez no me ha traído la casualidad, sino la astucia; pero, si mi presencia la enoja, no volveré jamás a verla a Vd. No necesita Vd. decir una sola palabra: me bastará su silencio... No nos volveremos a ver nunca.

No estoy ciega respondió mi vieja Celestina, y su cara tomó una expresión de astucia tan intensa, que tomé el partido de reír sin pedir otra explicación. Estoy muy contrariada, y Celestina lo ve muy bien. Paso los días y las noches en las más serias reflexiones y no llego a decidir si quiero o no ver al señorito X...

Y aun cuando este ardid infame tuviera éxito, aun cuando tuviese la debilidad, que ciertamente no tendré, de entregarle mi persona, y lo que le importa más, mi fortuna, en cambio de ese bello rasgo de astucia, ¿qué especie de hombre es usted? Dígame, ¿de qué fango ha salido, para querer una fortuna y una mujer adquiridos á ese precio? ¡Ah! hasta gracias debe darme de que no acceda á sus deseos.

El Rey, ya empleando la astucia y palabras lisonjeras, ya tremendas amenazas, intentó arrancarle el descubrimiento de los demás culpables, con el objeto de complicar en este asunto al P. Jorge Olivar, encargado de la redención de esclavos por la corona de Aragón. Cervantes se mantuvo inflexible, y sólo sostuvo que él era el único culpable.

El amor paternal que siente D. Antonio por el niño que ha recogido, sin que Soledad se haya valido de maña ni de astucia para que le recoja y le ame, hace ya a D. Antonio digno de veneración y simpatía.

Comencé a leerla, y al punto di con lo que yo más me temía...: la idea, ¡la diabólica idea! Allí estaba, saltándome a los ojos como chispa de volcán. Toda la carta no era otra cosa que el aliño estimulante en que venía preparada. ¡Qué astucia de Satanás!

En el cual don Juan despliega su astucia, y don Quintín se hace la ilusión de que pueden volver «aquellos tiempos» La noticia del viaje a provincias llenó al pronto de júbilo a don Juan, quedando luego su alegría algo mermada con la perspectiva de que Cristeta fuese bajo la guarda de don Quintín; así que resolvió evitar a todo trance dicha compañía, pero sin contar con la complicidad de aquélla.

Maravillaba la serenidad, la energía y la astucia que desplegó durante aquellas críticas circunstancias. Nada se logró en todo el día del lunes ni en toda la noche. Las esperanzas de la familia se disipaban poco a poco. Todos se entregaban desfallecidos al dolor y gemían por los rincones de la casa menos la valiente Carlota, cuya actividad crecía a medida que las esperanzas mermaban.

¡Desconfiad! gritaba Santiago, que estaba guarecido detrás de uno de sus valientes al que hacía servir de escudo ; desconfiad, es una astucia de guerra; quieren caer de improviso sobre nosotros; volved a cargar las armas. Señor teniente dijo uno de los marinos , ¡pero si el sitiado tiene el más hermoso par de cuernos que jamás cristiano alguno haya tenido plantados sobre la cabeza!...

A los treinta años se vió general de brigada, sin haber tropezado con grandes obstáculos. Su astucia de campesino le hizo saltar oportunamente de un grupo á otro en las contiendas civiles que surgieron al final de la revolución, adivinando quién iba á triunfar y quién iba á sumirse para siempre en la desgracia y el olvido. Su primer jefe y maestro fué Pancho Villa.