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Comenzaban á caer las primeras gotas, mas, al poco rato, todo el mundo tuvo que recogerse á sus casas. Había presenciado muchas tempestades, leído mil descripciones de ellas, y por lo tanto no creía tener motivo para asombrarme. Empero nada hacía prever el efecto que ésta me causó, tanto por su duración como por su sostenida violencia y su implacable uniformidad.

Así, léjos de asombrarme la pretendida grandeza de la antigüedad egipcia ó de otras regiones, no veo en sus obras sino la demostracion de la exuberancia titánica de la barbarie, y la debilidad, que el curso de los siglos ha ido modificando con la sustitucion de la inteligencia á la fuerza, del arte espiritualizado, al simple remedo material de las cosas, de la fisonomia delineada y pura, á la masa enorme, fria y sin expresion.

¡Dinero! respondió la señorita Margarita; ¡oh! madre mía, no haga usted eso. ¡No mezcle el dinero en la dicha de esa niña! La expresión de este refinado sentimiento que, entre paréntesis, la pobre Cristina es probable no hubiera apreciado del todo, no dejó de asombrarme en boca de la señorita Margarita, que no peca en general de ese puritanismo.

Las calles, los tramways, los teatros, las tiendas y almacenes lujosos, las jugueterías, las joyerías, las, iglesias, no era extraño que me arrastraran hacia ellas con fuerza invencible y que no tuviera ojos ni oídos para observarlas y asombrarme: era que todo me llamaba, todo me atraía.

No quisiera acabar mi artículo sin advertir que reconocí en el baile al famoso prestamista, y en los hombros de su mujer el chal magnífico que llevaba tres Carnavales en el cautiverio; y dejó de asombrarme desde entonces el lujo que en ella tantas veces no había comprendido.

La miré con sorpresa, y eso que venía resuelto a no asombrarme de nada, y respondí que, lejos de considerar como una desgracia el haber tropezado con Gloria, lo tenía a gran ventura, y me creía obligado por ello a dar gracias a la Providencia, sobre todo el día que nuestra unión se realizase. Mirome fijamente, con ojos compasivos, la diminuta señora.