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Imaginó luego que Rafaela se había vuelto loca: que los desdenes místicos de su hija habían perturbado su razón. Tal vez pensó también que la asidua lectura de libros malos e impíos había arrancado del alma de Rafaela las creencias cristianas que fueron su consuelo y la había inducido a tan horrendas abominaciones.

Como la soledad me entristece, he ido a reuniones y tertulias, pero nunca he pretendido salir de la colonia ibero-americana. Y aun dentro de esta colonia no he sido asidua en el trato ni he intimado mucho, sobre todo con mujeres.

Lo mismo hicieron Rita, Obdulia, que desde hacía poco tiempo era tertulia asidua de la casa, Marcelina y también Serafina Barrado, a pesar de la mirada oblicua que le dirigió su capellán D. Joaquín. Marciala y Filomena se hicieron las distraídas hablando con D. Peregrín Casanova, y saludaron al fin desde su asiento con sonrisa halagüeña.

En alas de su genio, Sánchez había volado de golpe a regiones donde el pobre Moreno, a pesar de su aplicación asidua, no llegaría jamás.

Unos cuantos besos en la mano, cuatro palabras agradables; algunas bromas crueles de camarada que tiene conciencia de su superioridad... todo esto había conseguido después de muchos meses de asidua corte, de resistir a su madre, viviendo en su casa como un extraño, sin cariño y bajo miradas de indignación; de entregarse por entero a la maledicencia de los enemigos que le suponían liado con la artista y hacían aspavientos en nombre de la moral.

Al cabo de pocos días, Rosario Calvo, que no había puesto los pies en su vida en casa de las de Meré, aparecía por allí y era tertuliana asidua. ¿Cómo se habían arreglado aquéllas para atraérsela? No es fácil averiguarlo, pero tantas veces habían llevado a término ya empresas análogas, que de seguro poseían una receta simple y segura.

¿Cómo era posible que la joven se hubiera echado en brazos de un hombre que jamás había sido firme en sus afectos? Desconocer las leyes, las convenciones, las preocupaciones sociales era demasiado natural, en ciertas condiciones del espíritu, bajo la influencia de ciertos ejemplos, por la eficacia de una prédica asidua.

Entre estas últimas la más íntima y asidua fue Lucía Población, aquella joven rubia que D. Manuel de Rivera saludó en el Prado llevando a Miguel en su compañía. Los pormenores biográficos que había dado a su sobrino eran exactos. Lucía no tenía fortuna; vivía atenida a una pensión que el Estado le pagaba por haber sido su padre regente de la Audiencia de Puerto Rico.

El P. Gil levantó los ojos y reconoció a la hija de Osuna. La conocía mucho de vista, aunque jamás había hablado con ella. No ignoraba que era penitenta muy asidua del P. Narciso, y aun habían llegado a sus oídos ciertos rumores que rechazó, por supuesto, con indignación. Sin embargo, aquella joven tan aficionada a la iglesia, tan suelta y andariega, no le era simpática.

Y por esta razon creo hallarme en el caso de apuntar mis cortos conocimientos, que una contraccion asidua á este punto de mas de seis años, encargado por el mismo Señor Gobernador, ha podido ministrarme.