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La conciencia abraza todos los hechos presentes á nuestra alma con presencia inmediata, como puramente subjetivos. La evidencia se extiende á todas las verdades objetivas en que se ejercita nuestra razon. El instinto intelectual es la natural inclinacion al asenso en los casos que están fuera del dominio de la conciencia y de la evidencia.

Esto en , ¿qué es? no lo : pero que existe esta relacion constante, y esas leyes necesarias: esto lo en cuanto á la realidad, por la experiencia, que así me lo atestigua; en cuanto á la posibilidad, lo conozco por el testimonio de mis ideas, que con su enlace arrancan mi asenso por medio de su evidencia intrínseca.

Como quiera, repito que el nombre nada importa, aunque no seria difícil encontrar algun autor grave que ha dado al criterio de evidencia el título de sentido comun; lo que deseo es consignar esa ley de nuestra naturaleza que nos inclina á dar asenso á ciertas verdades, independientes de la conciencia y del raciocinio.

Para todos estos casos hay una inclinacion natural que nos impele al asenso.

Esta seguridad la poseen todos los hombres, asintiendo á la objetividad de las sensaciones, esto es, á la existencia de los cuerpos, con asenso irresistible. El individuo y la sociedad necesitan esa fe; sin ella, la sociedad y la familia serian imposibles; el mismo individuo estaria condenado al aislamiento, y por tanto á la muerte.

Así que el hombre ha de gobernarse por la razon, y esta es la que en las Ciencias humanas ha de obligarle al asenso. Y es bien cierto, que los referidos Autores no siguieron en muchas cosas á los pasados, y el mismo derecho tenemos nosotros, y la misma libertad para seguirlos, ó para no creerlos.

¿Hay algun inconveniente en dar á esta inclinacion el nombre de sentido comun? por mi parte no disputaré de palabras, consigno el hecho, y no necesito nada mas en el terreno de la filosofía. Convengo en que al tratarse de la evidencia inmediata, la inclinacion al asenso no suele llamarse sentido comun: esto no carece de razon.

Y el asenso á la evidencia, la certeza de que á la apariencia corresponde la realidad, ¿no es tambien una necesidad? ¿En qué funda Fichte su sistema del yo y del no yo? Basta leer su obra, para ver que no estriba sino en consideraciones que suponen un valor á ciertas ideas, una verdad á ciertos juicios.

Para que sepa algo de ella, menester es que se trasforme mi facultad de conocer... ¿Y por qué no he de dejar que se trasforme? ¿Por qué no he de prescindir por un momento de mi razón y no he de prestar asenso a los presentimientos de mi alma, a la voz interior que me explica de un modo claro la esencia divina del Universo?

Quando las tradiciones particulares de una Ciudad, de un Reyno, ó de una Provincia tienen mucha antigüedad, y no hay Autor grave que haya sido coetaneo á su establecimiento, ni que las contradiga, ni son inverosímiles, entonces será bien suspender el juicio hasta que con el tiempo se descubra la verdad: porque todo un Pueblo, ó un Reyno, que cree una cosa por sucesion de siglos, sin haber en contrario especial prueba positiva, merece fe; y como no sea esta tan grande, que nos obligue al asenso, será bien suspenderle.