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Ofrecióseles conciliar lo uno con lo otro disponiendo el decreto artificiosamente, de suerte que la corteza de la letra, á que habian de mirar los infieles, sonase á prohibicion de presentarse al martirio, pero que bien mirado el sentido, cual podian conocerle los prudentes cristianos, no incluyese ofensa de los mártires . Pero esta resolucion causó escándalo entre los cristianos ignorantes, desagradó á los mas ilustrados, y fué objeto de severas impugnaciones; causa tambien de reprobaciones y persecuciones nuevas.

Sabido es que bajo las arenas que artificiosamente cubrían el pavimento de la vía, el suelo estaba erizado de clavos y picos de hierro, de tal modo que la caballería iba tropezando y cayendo conforme entraba para no levantarse más.

Había en él algo de personaje melodramático artificiosamente concebido, cual si al crearle hubiera querido la Naturaleza condensar en un tipo la perversidad que de ordinario derrama en muchos individuos. Era de los hombres que pierden irremediablemente a la infeliz en quien se fijan, cuando no lo evita esa virtud inquebrantable y misteriosa, que halla su voluptuosidad en la resistencia.

A medida que el plan del drama lo exige, nos va ofreciendo sus cualidades y las varias situaciones de su espíritu, esto es, lo que se comprende bajo de la idea general del carácter, ya realzándolo artificiosamente, ya presentándolo á nuestra vista para que seamos testigos de su progresivo desenvolvimiento.

Este pasadizo, cuyas puertas estaban artificiosamente dispuestas , sin duda para la mas completa seguridad del alcázar y de la mezquita, abria paso á lo interior de la Maksurah, recinto suntuoso y reservado, que por los tres lados de oriente, norte y poniente, comunicaba con las naves cortando tres de estas en su longitud, y por el mediodia formaba cuerpo con el muro interior de la mezquita.

El criado entraba y salía llevando las fuentes, los platos y los demás objetos que yacían en desorden sobre la mesa, pero todo con mucho silencio y espacio y sin dejar de dirigir, cada vez que entraba, una mirada insistente y curiosa á nuestro héroe, el cual procuraba artificiosamente evitar el cambio.

No hay tal cosa: la boquita que llamaban de piñón era naturalmente pequeña, como aquella a que se refiere el Romancero general, fol. 253: «Vna boca, chica era; que con vn piñón se mide, segura de que haya otra que assi enamore y cautiue»; pero el texto se refiere a una boca achicada artificiosamente. Quien ve el riñón de un corderillo, ve una boca de esas frunciditas y amaricadas.