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Ellos ya sabían lo que había más allá, ya habían resuelto el gran problema de Hamlet: to be or not to be. ¿Qué era el más allá? Misterio. De todos modos el articulista deseaba a los difuntos el descanso y la gloria eterna.

Muchos me creen muerta; el articulista se lamentaba de mi triste fin... Y a no se me ocurrió decir una palabra que desvaneciese el error.

El primer fondo, que, sin saber lo que hacía, comenzó a leer, hablaba de la brevedad de la existencia y de los acendrados sentimientos católicos de la redacción. «¿Qué eran los placeres de este mundo? ¿Qué la gloria, la riqueza, el amor?». En opinión del articulista, nada; palabras, palabras, palabras, como había dicho Shakespeare. Sólo la virtud era cosa sólida.

Clarence King contra nosotros se funda en la esclavitud de los negros; sosteniendo que, acostumbrados nosotros á mandar esclavos, no sabemos mandar hombres libres. No parece, al leer esto, sino que en los Estados Unidos no hubo esclavitud nunca. Dice también el articulista que España se vió forzada á dar libertad á sus negros ¿Y quién le hizo tal fuerza?

Para remachar el clavo con que el crítico hería el orgullo de la América latina, como ahora se dice, había en el artículo algunas amonestaciones a la artista, a fin de que no se dejase enternecer por las ardientes adoraciones de los entusiastas americanos, a quienes el articulista calificaba de sensuales y de candorosos, y que, inflamados de amor, irían a ponerse de hinojos ante ella.

El desesperado articulista estuvo á punto de gritar, de arrojar el objeto que hallara más á mano sobre la inocente pareja que cruzaba la calle. Púsose lívido al notar que se hablaban con una confianza parecida á la intimidad, y hasta le pareció escuchar algunas tiernas y conmovedoras frases.

Comunicado a renglón seguido en mi papel y en todos los contemporáneos en que el autor de la comedia dice que es excelente, y el articulista un acéfalo: se conjuran los actores, cierran la puerta del teatro a mis comedias para lo sucesivo, y ponen el grito en los cielos. ¿Quién es el fatuo que nos critica? ¡Pícaro traductor, ladrón, pedante! ¿Y esto logra el pobre amigo de la verdad y de la ilustración? ¡Oh qué placer el de ser redactor!

Siendo falsas las premisas que sienta el articulista, sus consecuencias no pueden ser ciertas: empieza por asegurar misteriosamente que aunque con sijilo se dice haberse creado una grande oficina y formado un pomposo reglamento para aquella administracion, frases á la verdad que habrán escitado la curiosidad publíca, que es la que me propongo satisfacer con datos positivos: el sijilo que dice se ha observado en la marcha que la direccion dió al negocio, es un gratuito supuesto, porque lo ha manejado por los trámites de la ley y publicidad con que siempre acostumbra, y sin separarse de las atribuciones, que aunque coartadas hasta cierto punto por Real órden de 22 de Setiembre de este año, se le devolvieron con el lleno que antes las ejercia en otra de 6 de Noviembre por la cual S. M., convencida de la imposibilidad de la aplicacion de la primera tocante al ramo de correos, la derogó en todas sus partes.

Es una gran contrariedad que te halles en tal situación dijo el lúgubre en tono de responso. Yo que contaba.... Además me había propuesto sacarte en bien de la aventura y hacer que Doña Lorenza plantara en la calle al de los Cuatro Vientos, para que tu Juanita.... ¡Maldita sea tu estampa y mi miseria! exclamó el articulista con desesperación.