United States or Canada ? Vote for the TOP Country of the Week !


Juanita no se arrepentía nunca de lo que había hecho, después de haberlo reflexionado bien o mal; pero si su voluntad era firme y hasta terca, su entendimiento vacilaba y cambiaba a menudo, porque, sucesivamente cuando no al mismo tiempo, veía el pro y el contra de todas las cosas. Al hallarse en presencia de don Andrés le asaltaron dudas y sintió algo como remordimiento.

Don Pablo lo apreciaba como un tesoro, y era probable que se indignase al conocer el estrago que había hecho su aturdido pariente. Pero Luis no se arrepentía de su generosidad. Le alegraba enloquecer al rebaño miserable con el vino de los ricos. Era un placer de patricio romano, embriagando a sus clientes y esclavos con bebida de emperadores. Bebed, hijos míos decía con acento paternal.

Pero Margarita quiso olvidar al teniente pálido y de aire triste que había pasado ante sus ojos, para acordarse únicamente del industrial preocupado de las ganancias é incapaz de comprender lo que ella llamaba «las delicadezas de una mujer chic». Decididamente, Julio era más seductor. No se arrepentía de su pasado: no quería arrepentirse.

Alguna que otra vez se rebelaba abiertamente contra Roger, quien sin la menor irritación, con paciencia infinita, continuaba su lección; poco después la rebelde discípula se arrepentía y humillaba, acusándose á misma, avergonzada de la injusticia hecha á Roger con su conducta.

Gritaba como un niño y al mismo tiempo se arrepentía, queriendo ahogar inútilmente sus gemidos. Era otro el que gritaba dentro de él; otro al que hasta entonces no había conocido, que tenía miedo y lloriqueaba, no calmándose hasta que bebía media docena de tazas de aquel brebaje ardiente de algarrobas e higos que en la cárcel llamaban café.

Más de una vez se detuvo delante de él como si quisiera decirle algo, pero se arrepentía antes de abrir la boca y continuaba paseando. Al cabo hizo un gesto de resolución y, acercándose y poniéndole una mano sobre el hombro, profirió: Escucha, Mario. En estos momentos terribles es conveniente expresar todo lo que cruza por nuestro pensamiento, por disparatado que parezca.

Después se arrepentía de haber dudado de mi constancia, y llorando me pedía que la perdonara. Mas a poco, cuando calmada por mis palabras y mis promesas sonreía dichosa, y en su pálido rostro irradiaba la alegría, tornaba a sus presentimientos: «No me engaño, no quiero engañarme.... Me da pena decírtelo, pero ya sabes que nada te oculto, que no quiero ocultarte nada.

Estaba enferma; apenas si salía de su hotel; una enfermedad que roía sus entrañas, un cáncer al que había que domar con continuas inyecciones de morfina para que no la hiciera desfallecer y rugir de dolor con sus crueles arañazos. La desgracia la había hecho volver sus ojos a Dios; se arrepentía del pasado, quería verle...

Los vehementes deseos de volverse a ver después de separarse, la sensación de grata sorpresa al encontrarse de nuevo, las pueriles tristezas y las misteriosas alegrías, síntomas de esa enfermedad del alma que llaman amor, todo lo fueron sucesivamente experimentando los dos jóvenes, sin que ni una sola circunstancia escapara a la escrutadora mirada, del doctor, quien en más de una ocasión había parecido como que se arrepentía de haber sido condescendiente con Amaury, cuando ocurrió la escena que queda relatada.

Durante las primeras semanas de nuestro matrimonio fui feliz. No dejé sin embargo de comprender que Pepe era brusco, de carácter impetuoso, aunque procuraba contenerse o se arrepentía pronto de ciertos arranques para no enojarme. De vuelta del viaje de novios empezó a trabajar; hasta entonces había encargado del bufete a un amigo.