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Y no es de omitir el numeroso contingente del país de Gales, bajo la bandera escarlata de Merlín. Allí también el anciano duque de Armagnac con su sobrino el señor de Albret, los de Esparre, Breteuil y tantos más. Al cuarto día todo el ejército quedó acampado en el valle de Pamplona y el príncipe inglés convocó á sus jefes á consejo en el palacio real de la antigua capital de Navarra.

Bautista fabricó en un momento, con fibras de pino, una antorcha para alumbrar aquel rincón. Esperaron a que pasara el temporal y se dispusieron los tres a matar el tiempo junto a la lumbre. Capistun llevaba una calabaza llena de aguardiente de Armagnac y, mezclándolo con agua que calentaron, bebieron los tres. Luego, como era natural, hablaron de la guerra.

Un arquero de la guardia me ha dicho que el príncipe quería romper una lanza, pero que sus consejeros no se lo han permitido, porque habrá más de combate que de torneo, tal están que arden los señores gascones. Por lo pronto tenemos á Chandos. Su Alteza le ha prohibido tomar parte en la próxima justa. Chandos será juez del campo, en unión de Sir Guillermo Fenton y el duque de Armagnac.

Paréceme, señor de Armagnac, que nuestros amigos de Aquitania no verían con malos ojos la derrota de los campeones ingleses. Bien pudiera ser, príncipe, como no dudo que en iguales circunstancias el pueblo de Londres ó Windsor favorecería ó aclamaría á sus compatriotas.

Podemos en esto, sin embargo, consolarnos de que la Europa haya suministrado un modelo al genio americano. La mazorca, con los mismos caracteres, compuesta de los mismos hombres, ha existido en la Edad Media en Francia, en tiempo de las guerras entre los partidos de los Armagnac y del duque de Borgoña.

Á un hombre le pesa emplear dos varas de bronce con el fin de que su cautivo pudiera respirar de pié derecho, cuando la Providencia habia creado para aquel cautivo toda esa inmensidad que flota entre la Bastilla y las estrellas. Allí fuéron víctimas de la tenebrosa política de Luis XI, Guillermo de Llarancourt, obispo de Verdun, Jaime de Armagnac, duque de Nemours y el conde de Saint-Pol.