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Preguntó por los amigos, y respondió, con un chillido crespo, que habían ido a buscar. Estuvimos solos hasta que dieron las doce, pasando el tiempo él en animarme a la profesión de la vida barata, y yo en atender a todo. A las doce y media entró por la puerta una estantigua vestida de bayeta hasta los pies, punto menos de Arias Gonzalo, que al mismo Portugal empalagara de bayetas.

En 1591 don Fernando Arias de Saavedra fué nombrado gobernador. Por invitación de este mandatario fué que los misioneros jesuítas se dirigieron al Paraguay en 1608. Una vez en el país, trataron bondadosamente a los indios, fundaron escuelas y misiones y prontamente se vieron rodeados de millares de naturales, formando así un estado casi independiente, que prosperó durante muchos años.

Aquel joven nos dijo, entre otras muchas cosas menos interesantes, que la puerta, ya sin puerta, por donde poco después entrábamos en Salamanca, se llama todavía la Puerta de Zamora, y que la hermosa calle que allí comienza lleva también el nombre de la ciudad de Gonzalo Arias.

No cambio la ayudantía por el apostolado, mi general respondió Arias . Pero la verdad es que si no hubiera tanto discípulo necio, no habría tanto perverso maestro. ¡Bien dicho, sobrino! exclamó el anciano general ; ¡tanto nuevo maestro! y cada cual enseña una cosa y predica una doctrina a cual más nueva y más peregrina. ¡El progreso!, ¡el magnífico y nunca bien ponderado progreso!

Otras naciones confinan con estas, entre las cuales había una llamada Lenguas, cuyo idioma es semejante al de los Chiquitos. Dos leguas más adelante de esta laguna desemboca el Mboimboi, junto al cual antiguamente hubo una Reducción en que trabajaban en provecho de los naturales los PP. Cristóbal de Arenas y Alonso Arias.

Muchos doctores eminentes de la universidad de Lovaina i de otras partes auxiliaron con sus esquisitas noticias i con MSS. apreciables la erudicion de Arias Montano.

Poesías escribió también Lope muchas en Sevilla, y de ellas merece recordarse la carta que dirigió en 1603 á un amigo, y en la cual dice: «...Pan de Sevilla regalado y tierno, masado con la blanca y limpia mano de alguna que os quisiera para yerno. Jamón presunto de español marrano de la sierra famosa de Aracena, á donde huyó del mundo Arias Montano.

Receloso Payo Arias de Castro que estaba en Córdoba, de que le quitase de rechazo su villa de Espejo, allí cercana, partió con Martin Alonso de Montemayor y otros caballeros á socorrer á los sitiados, los cuales, perdida la villa y dejando el vestíbulo de su iglesia cubierto de cadáveres, se habian refugiado en el castillo tapiando la puerta á piedra y lodo.

En aquel almacén de dramas empaquetados se desenvolvió ante , y hube de palparlo, el drama de Arias Limón y sus hermanas, que luego di a la estampa, para entretenimiento de distraídos y ociosos . Me rozaron, asimismo, otros muchos dramas, que se han perdido en el río de sombras y es probable que nunca aborden a una orilla.

Para ir al despacho de Arias, en la calle de San Pablo, le bastan a usted ocho minutos; cinco más para presentar las letras, son trece; echemos diez para ir a la Campana, a casa de Ricardo, son veintitrés; ocho para tratar con él la cuestión de los cuartos, son treinta y uno, y seis para venir de la Campana hasta aquí... echemos nueve... son cuarenta... A las once y cuarto, o a todo más a las once y veinte, puede usted muy bien estar de vuelta.