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Que con el aretín, que con el aretón. Tuyo, tuyo, dueño mío, que mi padre lo mandó, porque vayas a la boda de mi hermana la mayor. Que con el aretín, que con el aretón. Viva tu padre mil años, que caballos tengo yo. ¿De quién es aquel trabuco que en aquel clavo colgó? Que con el aretín, que con el aretón.

Estando un caballerito En la isla de León, se enamoró de una dama y ella le correspondió. Que con el aretín, que con el aretón. Señor, quédese una noche, quédese una noche o dos, que mi marido está fuera por esos montes de Dios. Que con el aretín, que con el aretón. Estándola enamorando, el marido que llegó: Ábreme la puerta, cielo, ábreme la puerta, sol. Que con el aretín, que con el aretón.

Ha bajado la escalera quebradita de color. ¿Has tenido calentura? ¿O has tenido nuevo amor? Que con el aretín, que con el aretón. Ni he tenido calentura ni he tenido nuevo amor. Me se ha perdido la llave de tu rico tocador. Que con el aretín, que con el aretón. Si las tuyas son de acero, de oro las tengo yo. ¿De quién es aquel caballo que en la cuadra relinchó?

Tuyo, tuyo, dueño mío, que mi padre lo mandó, para llevarte a la boda de mi hermana la mayor. Que con el aretín, que con el aretón. Viva tu padre mil años, que trabucos tengo yo. ¿Quién ha sido el atrevido que en mi casa se acostó? Que con el aretín, que con el aretón. Es una hermanita mía, que mi padre la mandó para llevarme a la boda de mi hermana la mayor. Que con el aretín, que con el aretón.

La ha agarrado de la mano, al padre se la llevó: toma allá, padre, tu hija, que me ha jugado traición. Que con el aretín, que con el aretón. Llévatela , mi yerno, que la iglesia te la dio; la ha agarrado de la mano, al campo se la llevó. Que con el aretín, que con el aretón. Le tiró tres puñaladas y allí muerta la dejó, la dama murió a la una, y el galán murió a las dos.

Que con el aretín, que con el aretón . Nos ha parecido curioso el reproducirlo aquí por tratar el mismo asunto que trata esta canción. Blanca sois, señora mía, más que no el rayo del sol, si la dormiré esta noche desarmado y sin pavor, que siete años había, siete, que no me desarmó, no; más negras tengo mis carnes que un tiznado carbón.