United States or Turks and Caicos Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pasó tanta agua del puchero del agua caliente al puchero de la verdura, que esta quedó encharcada. Los garbanzos se quemaron, y cuando fueron a comerlos amargaban como demonios. La sopa no había cristiano que la pasara de tanta sal como le echó aquella condenada.

La cordillera del Bay-bay limita uno de los horizontes de la laguna, la que podría unirse con el mar Pacífico, de abrirse un canal en aquella cordillera, única barrera que se interpone entre ambas aguas. Á las cuatro de la tarde, después de no pocas varadas, atracamos al pantalán de Santa. Cruz.

A don Fermín no le importaba mucho lo que dijeran, pero quería saber lo que se murmuraba y a dónde llegaban las injurias. No pensaba en tal cosa el Magistral aquella mañana fría de octubre, mientras se soplaba los dedos meditabundo. Una cosa era lo que debiera estar pensando y otra lo que pensaba sin poder remediarlo.

Aquella bahía estaba concurridísima. En ella había naves inglesas y francesas, de Holanda y de las ciudades anseáticas, de Aragón y de Castilla, de Génova y de Venecia y de otras Repúblicas y principados de Italia.

De la carta última, á que aludimos, y del contenido de otras, copio aquí la parte de ellas, que ofrece algún interés para conocer la vida de Lope ó la historia del teatro, siendo digno de especial atención lo que dice de Cervantes, porque realmente da á entender que hubo enemistad grave entre estos dos grandes hombres. «Toledo 4 de Agosto 1604. Yo tengo salud y toda aquella Casa.

Este símbolo podía representar la situación espiritual mía en aquella época lejana en que estudiaba en San Fernando. Hoy, cosa extraña, no me gusta nada el Mediodía, y tampoco me entusiasman las palmeras, que son, indudablemente, decorativas, pero que tienen aspecto de algo artificial. En el tiempo de que hablo era yo el pino que aspira a transformarse en palmera.

Todo allí atestiguaba un lujo bruscamente desaparecido y del que sólo quedaba el noble orden de una habitación en otro tiempo suntuosa. Era fácil ver que los habitantes de la casa no estaban habitualmente en aquella pieza aparatosa, pues no se veían allí los objetos familiares á dos mujeres inteligentes y activas. Todo en aquel salón era correcto, frío, lúgubre.

La cuestión ahora era bajar hasta la vega desde la enriscada cumbre o viso en que estaban. Harto se afanaron por conseguirlo, pero lo consiguieron al fin dando muchas vueltas y describiendo muchas eses, para no despeñarse por los tajos de aquella agria ladera.

Subieron, y en uno de los cuartos más estrechos del corredor alto, vio Benina el tremendo infortunio de aquella familia.

Púsose lívida de repente, se le pintaron en la cara las angustias de otros días, y llevó hasta ella sus manos cruzadas y convulsas. Me movió a compasión la pobre mujer, y sentí remordimientos de haber sido yo el causante de aquella crisis amarga.