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Pero lo que pienso hacer será caminar apriesa y llegar presto donde está este gigante, y, en llegando, le cortaré la cabeza, y pondré a la princesa pacíficamente en su estado, y al punto daré la vuelta a ver a la luz que mis sentidos alumbra, a la cual daré tales disculpas que ella venga a tener por buena mi tardanza, pues verá que todo redunda en aumento de su gloria y fama, pues cuanta yo he alcanzado, alcanzo y alcanzare por las armas en esta vida, toda me viene del favor que ella me da y de ser yo suyo.

Había dejado en esta ocasión la espada negra un mozo de Montilla, bravo aporreador, quedando en el puesto otro de los Pedroches, no menos bizarro campeón, y arrojándose, entre otros que la fueron a tomar muy apriesa, don Cleofás la levantó primero que todos, admirando la resolución de el forastero, que en el ademán les pareció castellano, y dando a su camarada la capa y la espada, como es costumbre, puso bizarramente las plantas en la palestra.

»El día que sucedió a la noche de mi desgracia se venía aun no tan apriesa como yo pienso que don Fernando deseaba, porque, después de cumplido aquello que el apetito pide, el mayor gusto que puede venir es apartarse de donde le alcanzaron.

No te turbes, amigo, sino procura hallarte presente a este sacrificio, el cual si no pudiere ser estorbado de mis razones, una daga llevo escondida que podrá estorbar más determinadas fuerzas, dando fin a mi vida y principio a que conozcas la voluntad que te he tenido y tengo''. Yo le respondí turbado y apriesa, temeroso no me faltase lugar para responderla: ''Hagan, señora, tus obras verdaderas tus palabras; que si llevas daga para acreditarte, aquí llevo yo espada para defenderte con ella o para matarme si la suerte nos fuere contraria''. No creo que pudo oír todas estas razones, porque sentí que la llamaban apriesa, porque el desposado aguardaba.

Era tan cruel el hijo de Barbarroja, y trataba tan mal a sus cautivos, que, así como los que venían al remo vieron que la galera Loba les iba entrando y que los alcanzaba, soltaron todos a un tiempo los remos, y asieron de su capitán, que estaba sobre el estanterol gritando que bogasen apriesa, y pasándole de banco en banco, de popa a proa, le dieron bocados, que a poco más que pasó del árbol ya había pasado su ánima al infierno: tal era, como he dicho, la crueldad con que los trataba y el odio que ellos le tenían.

Pero como Nuestro Señor, con estas desgracias, no quería de su siervo otra cosa sino las primeras pruebas y noviciado de una vida apostólica, hizo desvanecer en breve aquellos temores y hubo luego aviso de que los PP. Zea y Centeno habían llegado á salvamento en el pueblo de la Presentación, y de que los Tobas se habían retirado á sus tierras, con lo cual pudo seguramente pasar á Tariquea para disponer más apriesa los ánimos de la gente para abrazar la santa .

Desencajó los ojos Basilio, y, mirándola atentamente, le dijo: ¡Oh Quiteria, que has venido a ser piadosa a tiempo cuando tu piedad ha de servir de cuchillo que me acabe de quitar la vida, pues ya no tengo fuerzas para llevar la gloria que me das en escogerme por tuyo, ni para suspender el dolor que tan apriesa me va cubriendo los ojos con la espantosa sombra de la muerte!

Todo el mundo se interesa en las empresas, todo anda bien y apriesa, nada decae, y los monumentos de recreo, como los teatros, casinos, etc., están siempre en auje, aunque muchas veces sin producir utilidades. Como todos son accionistas en los teatros, todos concurren, y Barcelona tiene siempre excelentes artistas.

Fueron luego a dar cuenta a la duquesa de lo que pasaba y del laúd que pedía don Quijote, y ella, alegre sobremodo, concertó con el duque y con sus doncellas de hacerle una burla que fuese más risueña que dañosa, y con mucho contento esperaban la noche, que se vino tan apriesa como se había venido el día, el cual pasaron los duques en sabrosas pláticas con don Quijote.

Fuera ya de los contrafuertes de la Sierra y casi en el fondo del valle onduloso del Guadalquivir, demora la antigua villa de Baylen, sobre un plano inclinado, rodeada de altas colinas y en medio de vastos olivares que constituyen allí la principal riqueza. Allí se almuerza mal, se come peor, el vino es malejo, y se desea seguir la marcha apriesa.