United States or Algeria ? Vote for the TOP Country of the Week !


Resistió el casarse con aquel señor, que sólo había visto de niña dos o tres veces, viudo hacía poco tiempo, y cuyas extravagancias conocía por oírselas narrar entre carcajadas a su padre y hermano, ¡los mismos que ahora la apretaban para que le aceptase por marido! No fue muy tenaz, sin embargo, en su resistencia.

Tan á ciegas iban los golpes, que los demás muchachos se apretaban en los bancos, se encogían, escondiendo cada cual la cabeza en el hombro del vecino; y á un chiquitín, el hijo pequeño de Batiste, asustado por el estrépito de la caña, se le fué el cuerpo. Esto amansó al profesor y le hizo recobrar su perdida majestad, mientras el apaleado auditorio se tapaba las narices.

Estos cordones, que apretaban el calzón por debajo de la rodilla, congestionando la pierna con un vigor artificial, se llamaban los «machos». Gallardo recomendó a su criado que apretase sin miedo, hinchando al mismo tiempo los músculos de sus piernas. Esta operación era una de las más importantes.

El alférez soltaba una carcajada. Otra carcajada de Juan Montiño contestaba á la del alférez. Los aporreados blasfemaban y apretaban los puños. Pero Juan Montiño los había acorralado en un rincón, y dominados ya, les sacudía que era una compasión. Aquello había pasado á ser una burla feroz. Era el desprecio mayor que podía hacerse de dos hombres.

23 y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está a la muerte; ven y pondrás las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. 24 Y fue con él, y le seguía gran multitud, y le apretaban. 25 Y una mujer que estaba con flujo de sangre doce años hacía, 26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,

Mientras esto decía con los labios, sus ojos pregonaban otra cosa. Aquellas pupilas negras llenas de fuego e inteligencia se clavaban en él con expresión unas veces lánguida, otras maliciosa, concluyendo por fascinarle. Al mismo tiempo sus manos breves, delicadas, de aristócrata aprovechaban cualquier coyuntura para rozar las suyas; al despedirse le apretaban con tenacidad nerviosa.

El Senescal con mejor ánimo que consejo, mandó que se apeasen los suyos, y él hizo lo mismo, y acometió segunda vez á los Turcos; pero como ellos estaban en lo alto, y tenian algunos reparos con piedras, y flechazos defendían la subida, y tiraban golpes más seguros y ciertos á los que más se señalaban, Corbarán, como valiente y esforzado caballero, era de los que más les apretaban por su persona, y para subir con más ligereza, y andar más suelto, se quitó las armas, después el morrion, ocasion de su muerte; porque le dieron un flechazo en la cabeza, de que luego murió, con cuya pérdida los demás se retiraron.

Y en otra nueva y más terrible reacción, se alzó, y desnudando violentamente su daga, exclamó: ¡Muerta por !... ¡y yo, miserable, vivo! Y volvió la punta de su daga al pecho. Pero en aquel momento, se sintió sujeto por detrás, asidos los brazos, retenidos por otros brazos que le apretaban con la fuerza de una cadena de hierro. ¡Oh! ¡no! ¡no! ¡mientras yo esté á vuestro lado! dijo una voz.

El suelo era, como antes, de pozos y pantanos. Cargaba a la espalda su morral vacío. Iba, sin saber que iba, mirando a la tierra. Y de pronto sintió que le apretaban el cuello dos manos feroces. ¿Estás aquí, monstruo? ¿Estás aquí, mal marido? ¡Me has arruinado, mal compañero! ¡Muere a mis manos, mal hombre! ¡Masicas, que te lastimas! ¡Oye a tu Loppi, Masicas!

No es que nos alcanzaban, no señor. ¡Bueno es El Socarrao para dejarse atrapar teniendo viento! Navegábamos como un delfín, con el casco inclinado y las olas lamiendo la cubierta; pero en el cañonero apretaban las máquinas y cada vez veíamos más grande al barco, aunque no por esto perdíamos mucha distancia. ¡Ah! ¡Si hubiéramos estado á media tarde!