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¿La apuesta no sería leal? replicó el señor Dowlas con cólera . Quisiera, que se presentara alguien que dijese que quiero apostar deslealmente. Vamos, vamos, maese Lundy, quisiera oíros decir eso. Muy probablemente lo querríais dijo el carnicero . Eso no es cuenta mía. No tengo que hacer tratos con vos, y no voy a tratar de que me hagáis una rebaja.

Pero los amigos del doctor le contestaban con risas. ¿Dejarse vencer el Chiquito?... Y como prueba de su confianza, enseñaban de nuevo los fajos de billetes. Más de cincuenta mil duros iban á apostar entre todos, si es que los de Azpeitia tenían redaños para hacerles cara.

El trapero levantó la luz hasta el techo, tocando con cierto cuidado, como objetos frágiles y preciosos, las telas empolvadas que pendían de la paja. Mira... telarañas. ¿Las ves? Aquí, allá, por todos lados. No tenemos ventanas, cristales y otras cosas superfluas y malignas para la salud; pero telarañas, puedo apostar con el más rico a ver quién las tiene mejores.

Lo malo es que bien se puede apostar uno contra mil á que ese estado de florecimiento y de grandeza no llegará para Cuba, ni en muchos siglos, si prematuramente y con marcada y notoria ingratitud, lograra separarse ahora de la metrópoli.

En cuanto al piano, juraría que la dama no tocó en tres años otra cosa que un pot-pourri que empezaba en Norma y acababa en Barba Azul, pieza extravagante que su inhabilidad había compuesto de lo que oyó al maestro; y por último, por lo que respecta al seno, sería capaz de apostar que...» Al llegar aquí me interrumpieron. Desde que leí lo de las máculas, notaba yo ciertos murmullos mal contenidos.

La juventud, de quien suelen partir los impulsos generosos, los anhelos espirituales, no se ocupa actualmente sino en abrirse paso a codazos para llegar al poder, a la influencia, a la comodidad. Mi padre me decía que, en su tiempo, viendo un joven errar solitario con un libro entre las manos, se podía apostar a que este libro era de versos.

Digo lo que diría un hombre de buen sentido que no cerrara los ojos para mirar un poste indicador, si tuviera necesidad de averiguar su camino; digo que estoy dispuesto a apostar diez libras esterlinas con toda persona que quiera ir junto conmigo, durante cualquier noche que haga buen tiempo, a los terrenos que quedan frente a las caballerizas de las Gazaperas, y digo que no veremos luces y que no oiremos más ruidos que el soplar de nuestras narices.

Diciendo esto, cogió una navaja, llegóse al sepulcro de su esposo bañándole en llanto, y se baxó para cortarle las narices; pero Zadig que estaba tendido en el sepulcro, agarrando con una mano sus narices, y desviando la navaja con la otra, se alzó de repente exclamando; Otra vez no digas tanto mal de Cosrúa, que la idea de cortarme las narices bien se las puede apostar á la de mudar la corriente de un arroyo.

Iba á comenzar la parte más interesante de la fiesta. Los mineros bilbaínos, rojos y sudorosos en su digestión de ogros, fumando como chimeneas y eructando el champagne, ocuparon los mejores sitios desafiando á todos con sus retos. ¡A ver! ¿quién quería apostar? No había que tener miedo por cantidad más ó menos: había cartera de sobra para todos.

-La verdad sea -respondió Sancho- que yo no he leído ninguna historia jamás, porque ni leer ni escrebir; mas lo que osaré apostar es que más atrevido amo que vuestra merced yo no le he servido en todos los días de mi vida, y quiera Dios que estos atrevimientos no se paguen donde tengo dicho.