United States or Luxembourg ? Vote for the TOP Country of the Week !


-Yo así lo creo -dijo don Juan-; y si fuera posible, se había de mandar que ninguno fuera osado a tratar de las cosas del gran don Quijote, si no fuese Cide Hamete, su primer autor, bien así como mandó Alejandro que ninguno fuese osado a retratarle sino Apeles.

Febe entonces dice para : pues me echaré yo antes de que me echen, y se larga con un señor Septimio, que es muy rico y que se la lleva á Roma. Háganse ustedes cargo del furor de Apeles. Cae el telón. Al empezar el tercer acto, han transcurrido unos cuarenta años.

Mira, Doña Blanca dijo el fraile, que jamás abandonaba el tuteo, aunque se incomodara, no creas que se necesite ser un Apeles ó un Fidias para conocer que es feo D. Casimiro. Su fealdad es tan patente y somera, que no hay que ahondar mucho para descubrirla. Y en cuanto á su ruin salud y escasa amenidad, te aseguro lo mismo.

Para ti tendré hermosura corporal y juventud lozana. ASCLEPIGENIA. No te alucines, Proclo. La juventud que se fue, no vuelve nunca. Venus Urania no te visitó sin motivo. En cuanto a la riqueza, doy por cierto que no ganarás jamás un óbolo con toda tu filosofía, a no ser que apeles al milagro. PROCLO. Pues bien; al milagro apelo. Ahora vas a ver quién yo soy. ¡Aquí te quiero, oh Teurgia!

5 asimismo a la Iglesia de su casa. 6 Saludad a María, la cual ha trabajado mucho con vosotros. 8 Saludad a Amplias, amado mío en el Señor. 9 Saludad a Urbano, nuestro ayudador en el Ungido, y a Estaquis, amado mío. 10 Saludad a Apeles, aprobado en el Cristo. Saludad a los que son de Aristóbulo. 11 Saludad a Herodión, mi pariente. 12 Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor.

Apeles empieza ya á caer en la cuenta, cavila sobre la metempsícosis de Pitágoras y de los indios, y sospecha que el alma de Zoe, de Febe y de Pérsida, era la misma y que ahora está encarnada en su nieto. Si he decir la verdad, esto me repugna más que nada.

Palmira, después que el emperador Aureliano venció á la gran Zenobia, decayó de su prosperidad y grandeza; pero tuvo un hijo, llamado Apeles, que ansió y consiguió restaurarla en su antiguo florecimiento. Apeles fué á la vez gran guerrero y gran artista. A la cabeza de sus compatricios y ayudando á las Legiones de Roma, venció á los persas, que habían acudido á apoderarse de su ciudad natal.

Y Apeles y Pérsida tienen una hija casadera, llamada Trifena, la cual está enamorada y quiere casarse con un gallardo joven que sigue la religión pagana. Reina Constantino y el cristianismo está triunfante. Apeles es siempre gentil, pero Pérsida es fervorosa cristiana.

El alma de Zoe ó de Febe, alma comodín que se adapta á todos los palos como la espada y el basto en el tresillo, ha tenido ya tiempo de transmigrar y se halla infundida en el cuerpo de una grave matrona, severa y llena de virtudes, mujer legítima de Apeles. Pérsida es su nombre.

Sucede en esto que Apeles, que era muy orgulloso, se pelea con el gobernador, se queda pobre y se aflige al ver que su madre se va á morir de rabia por tener á Febe en casa. Corre, por último, la voz de que las autoridades consideran que la permanencia de Febe en la población causa escándalo y mal ejemplo y que se proponen expulsarla.