United States or South Georgia and the South Sandwich Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Permaneció un instante indeciso al ver tanta gente. Al fin se resolvió a entrar; fué derecho a los cajones de los aparadores y comenzó con afán a registrarlos sacando todos los mendrugos que había y colocándolos en su bandeja. Los criados le contemplaban sonrientes con mirada burlona. Busca, busca dijo uno . ¿Cuándo nos convidas a gazpacho, tío lipendi?

Pasaré por alto las crueldades con que desde el rompimiento de hostilidades trató el General Otis á los filipinos, fusilando sigilosamente á muchos que no quisieran firmar el escrito, pidiendo la autonomía; nada diré de los abusos de fuerza, que los soldados americanos cometieron contra inocentes é indefensos vecinos de Manila, fusilando á niños y mujeres por estar asomados á los balcones; allanando domicilios á media noche; descerrajando arcas y aparadores, y llevándose dinero, alhajas y cuantos objetos de valor encontraban, rompiendo sillas, mesas y espejos que no se podían llevar, porque al fin y al cabo, son consecuencias de la guerra, aunque impropias de un ejército culto; pero lo que no pasaré por alto, es la inhumana conducta observada por dicho General con el ejército filipino, cuando para arreglar un tratado de paz con la Comisión civil presidida por Mr.

Sin este aparador habia en el mismo patio otros sendos aparadores, á cada lado el suyo, con gran cantidad de bagilla de plata para el servicio de las otras mesas.

Juan siguió á su tío; al pasar por la repostería, éste dijo arrojando una mirada á las mesas y á los aparadores: Me voy á tiempo; ya se han servido los postres y los vinos. Buenas noches, señores.

Empujó las hojas y hallose en una gran pieza lóbrega a la sazón, que no era sino el comedor, y por tener cubiertos los muros de una imitación del antiguo cuero cordobés, parecía harto más sombría, ayudando a ello los altos aparadores de roble esculpido, y sitiales de lo mismo.

¡Cuán infinito desahogo no era el suyo, lejos del empolvado camino, de las esparramadas cabañas, de las amarillas zanjas, del clamoreo de locomotoras impacientes, del abigarrado lujo de los aparadores, del color chillón de la pintura y de los vidrios de colores y del ligero barniz a que el barbarismo se adapta en tales localidades!

Había cumplido los cincuenta y ocho años y apenas hacía dos que mi tía había muerto. ¡Mi tía! ¡Ah, el corazón se me parte de pena al recordarla!... Una señora feroz, hija de un mayor de caballería que había servido con Rauch, que había heredado el carácter militar del padre, su fealdad proverbial, un gesto de tigra, y una voz que, cuando resonaba en el histórico comedor de su casa, hacía estremecer a mi tío, y el temblor de la víctima transmitía el fluido pavoroso a los platos y a las copas que se estremecían a su turno dentro de los aparadores al recibir en sus cuerpos frágiles y acústicos el choque de la descarga de terror conyugal.

Entonces se desbarata el maléfico hechizo, el silencio y el reposo de muerte se truecan de súbito en movimiento, música, agitación y vida. Como si fuesen a celebrarse divinas bodas, todo se entapiza y hermosea. Se abren los tesoros, se despliegan las galas, se ponen las mesas y aparadores del regio banquete, y luce sobre el ancho tálamo la cubierta de púrpura, esmeralda y oro.

A esta sazón, sin dejar la risa, dijo la duquesa: -Sancho Panza tiene razón en todo cuanto ha dicho, y la tendrá en todo cuanto dijere: él es limpio, y, como él dice, no tiene necesidad de lavarse; y si nuestra usanza no le contenta, su alma en su palma, cuanto más, que vosotros, ministros de la limpieza, habéis andado demasiadamente de remisos y descuidados, y no si diga atrevidos, a traer a tal personaje y a tales barbas, en lugar de fuentes y aguamaniles de oro puro y de alemanas toallas, artesillas y dornajos de palo y rodillas de aparadores.

Una gran araña flamante, de vientre redondeado y delgadas patas, se agarraba implacablemente al centro del techo sin respeto alguno para la asamblea de los dioses. Dos aparadores esculpidos por Knecht brillaban a la luz con su profusión de cristal, loza y plata. El servicio de mesa correspondía a tanta suntuosidad; los platos eran chinos, las botellas de Bohemia y los vasos de Venecia.