United States or Antigua and Barbuda ? Vote for the TOP Country of the Week !


Que los hombres blancos dejen la costa que pertenece a los hijos de Mooo-tooo-omj respondió el australiano. Entonces la tribu de los Wawamas te dará batalla. Y ¿eres quien lo dice? Yo, jefe de la tribu de los Moo-wiamos. ¡Pues, toma, canalla! Van-Stael, de una guantada, que resonó como un latigazo, arrojó al suelo al antropófago.

Los salvajes lo emplean en las salsas y en los combates, en la guerra y en la cocina. Acaba usted de decir su nombre y ya no me acuerdo. No lo he dicho, señora, pero estoy dispuesto a hacerlo. Es el curare. Se vende en Africa, en las montañas de la Luna. El comerciante es antropófago. La señora Chermidy dejó a un lado sus venenos para dedicarse a sus invitados.

El inglés, grave y tieso, vino a sentarse sobre las rodillas de Concha la Carbonera, que le recibió a pellizcos, desternillándose de risa. Mi dar a ti un beso antropófago, ¿no quieres? ¿Un beso como en tu tierra? Más allá. Bueno, venga respondió la pobre, sin imaginar lo que pedía. El inglés se inclinó y le dio un mordisco feroz en el carrillo. La chica lanzó un grito penetrante.

La primera noche que pasaron en las playas del continente australiano transcurrió en calma, a pesar de las amenazas del antropófago. Sólo los lúgubres aullidos de los dingos turbaron el silencio que reinaba en el campamento. Habían pasado cinco días.

Mientras la tripulación se retiraba precipitadamente hacia la playa, para estar pronta a embarcarse, el Capitán, con el fusil cargado en la mano, se acercó al salvaje, que le miraba insolentemente, como si estuviera seguro de propio. ¿Qué quieres? le preguntó, empleando el mismo lenguaje de que el antropófago se había antes servido.

Porque lejos de ser este matrimonio, como tantos otros de su clase, la pareja de perros que se esfuerzan por andar tan apartados como permite la traílla harto elástica que los une, veíaseles, por el contrario, siempre juntos en todas partes, abrumando él a ella con cariñosas atenciones, correspondiente ella a él con monadas de niña tímida, de candorosa colegiala cuyo encantador enfantillage, sobrepuesto a su desvergonzado cinismo, traía a la imaginación el extraño fantasma de un caribe bebiendo en delicadísima copita de cristal de Bohemia, poquito a poco y sorbo a sorbito, espumante sangre caliente; de un antropófago que con tenedor y cuchillo de brillantísima plata se comiese con la mayor pulcritud posible un beefsteak de carne humana.

¿Qué quiere este animal de antropófago? dijeron Hans y Cornelio, mientras los chinos se iban retirando prudentemente hacia las chalupas. Querrá ordenarnos que nos vayamos dijo el Capitán . Estos salvajes tienen la pretensión de que ningún extranjero venga a pescar a sus costas; pero este horrible y ridículo ejemplar de la raza australiana se engaña si cree que vamos a obedecerle.

Contrariamente a sus instintos, el antropófago no opuso la menor resistencia; pero sus pequeños ojos negros lanzaban extraños relámpagos. Se dejó atar sin pronunciar una sílaba y transportar a bordo del junco por los chinos, que volvieron a la pesca del trépang. Y ¿no nos traerá esto complicaciones, tío? preguntó Hans.

Iba a lanzarse sobre el australiano para desarmarle; pero éste saltó hacia atrás, diciendo en un lenguaje mixto de inglés y de malayo: ¡Quieto, hombre blanco! Esta es la tierra de los hijos de Mooo-tooo-omj . ¡Y yo te digo que si no te vas, te echo a puntapiés, antropófago! dijo el marinero, levantando el fusil . ¿Me has comprendido?