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Al dar sus primeros pasos en el Acuario, se imaginaba inmediatamente la marina profundidad, con las divisiones desiguales en que la ha fraccionado la exploración. Junto á las orillas la zona llamada litoral, donde desembocan los ríos, se amontonan las substancias nutridoras al impulso de mareas y corrientes y crecen las vegetaciones subacuáticas.

Hace rato que lo sabría usted si me hubiese dejado hablar... Es la mujer del director de orquesta de la compañía de opereta: un rubio de cara granujienta, que se pasa día y noche en el café tomando bocks con los de su tropa. Buen colador; hay veces que los redondeles de fieltro se amontonan en su mesa como una columna... Y cuando no toma cerveza, admite whisky o lo que caiga.

Los tres últimos, los más profundos, están cerrados. Son las bodegas de transporte, donde se amontonan fardos voluminosos, pedazos de maquinaria metidos en cajones que bajan las grúas por las escotillas y se alinean como los libros de una biblioteca. Todas estas mercaderías ocupan dos secciones del buque a proa y a popa, y en medio se halla el departamento de máquinas.

Y apesar del hambre y del dolor físico, esos séres que se amontonan allí sobre esa paja enmohecida por la humedad, buscan frecuentemente los deleites asquerosos de la concupiscencia!

Pero no digas, como el <i>Diccionario manual</i>, que la democracia «es una especie de guarda-ropa en donde se amontonan confusamente medias, polainas, botas, zapatos, calzones y chupas, con fraques, levitas y chaquetas, casacas, sortúes y capotes ridículos, sombreros redondos y tricornios, manteos y unos <i>monstruos de la naturaleza que se llaman abates</i>».

Por eso los cafés de Barcelona son la imágen de Babel. Centenares de hombres y señoras se amontonan alli, en grupos animadísimos, formando una alegre algazara que apaga casi los ecos del piano.

Era la casa de peones, el miserable albergue de las montañas mineras, donde se amontonan los jornaleros. Aresti estaba habituado á visitar aquellos tugurios que olían á rancho agrio, á humo y á «perro mojado». En la entrada de la casa estaba el fogón con algo de loza vieja alineada en dos estantes.

Y sinembargo, si se observan los rasgos particulares, recorriendo el interior, se encuentran dos tipos diferentes. En la parte llana, á lo largo de la ribera, hallais alegres puertos á donde llegan numerosos barquichuelos; en uno de aquellos humean las chimeneas de los vapores y se amontonan las barcas veleras y de remolque, repletas de mercancías.

En los dias séptimo y octavo del viage se sube el Piray, con muchísimo trabajo si la estacion es de seca: el álveo de este rio, bastante profundo desde luego, se halla de trecho en trecho obstruido por árboles que las corrientes amontonan, ó por espigones permanentes en el fondo del rio, contra los que tropiezan á menudo las canoas; lo que ocasiona no pocos desastres.

No les importaba la humedad, el mal olor, la falta de aire, luz y agua, sino la salvación eterna. Todas las casucas se apretujan y amontonan por ponerse en contacto con el torso de la catedral, o, cuando menos, por situarse a la sombra de su torre.