United States or Slovakia ? Vote for the TOP Country of the Week !


El niño estaban tan mimado, que la fundadora del establecimiento tuvo que tomar cartas en el asunto, amonestando severamente a sus amigas y cerrándoles la puerta no pocas veces. En los últimos días de aquel infausto año, entráronle a Jacinta melancolías, y no era para menos, pues el desairado y risible desenlace de la novela Pitusiana hubiera abatido al más pintado.

Por eso los omitiré, proponiendo solamente aquellas fuentes generales de donde nacen muchos sofismas que cada dia observamos, así en las disputas, como en los libros, amonestando á los jóvenes que vean en Aristóteles sus trece fuentes de los argumentos sofisticos, que ciertamente les servirá mucho para la cumplida inteligencia de este asunto.

Usted encontrará fácilmente una mujer que le haga feliz... Cuanto más tonta, mejor... Usted ha nacido para padre de familia. Rafael creyó que se burlaba de él como otras veces. Pero no: su acento era sincero, su rostro no estaba contraído por la sonrisa irónica; hablaba con ternura, como amonestando a un hijo que sigue torcidos derroteros. Sea usted como es.

16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo, a la verdad, os bautizo en agua; mas viene quien es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de sus zapatos; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego; 18 Y amonestando, muchas otras cosas anunciaba el Evangelio al pueblo.

25 de la cual soy hecho ministro, por la dispensación de Dios la cual me es dada en vosotros, para que cumpla la palabra de Dios; 28 el cual nosotros anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando en toda sabiduría, para hacer a todo hombre perfecto en el Cristo Jesús; 29 en lo cual aun trabajo, combatiendo por la operación de él, la cual él obra en poderosamente.

El cura de Tintay, que era un venerable anciano, se presentó en la puerta de la iglesia parroquial con un crucifijo en la mano, amonestando a los profanadores e impidiéndoles la entrada. Pero los indios, sobreexcitados por la bebida, lo arrojaron al suelo, pasaron sobre su cuerpo, y dando gritos espantosos penetraron en el santuario.

Mucho ojo con este carnicero, que es más ladrón que Judas. Si tienes alguna cuestión con él, nómbrame a y le verás temblar...». Y por aquí siguió amonestando y apercibiendo con ínfulas de verdadera ama y canciller de toda la familia. La suerte que se marchó. Serían las diez cuando la desposada se quedó sola con su marido y con Patricia.