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Pero cuando se considera que hay otra multitud de fiestas en que las vidas de nuestros prójimos se exponen más aún, no podemos menos de considerar inocentes, o si se quiere poco nocentes las corridas de toros. No aventura menos que el torero el domador de leones o de tigres, que entra en la jaula en que ellos están, los fascina con su mirada y los doma y amedrenta a latigazos.

Nolo no se amedrenta por el número, aunque era mucho mayor que el de los suyos. Lleno de fuerza y audacia se arroja sobre ellos, dejando escapar de su garganta terribles gritos.

Cediendo por fin á sus insistencias, le dijo Adh-dhobí: «Tu reinado, oh amir, será glorioso y feliz, y señalado con grandes victorias; pero, si mis cálculos no salen fallidos, su duracion será de unos ocho años solamenteHixem permaneció largo rato silencioso y meditabundo, mas luego alzó sereno la frente y esclamó: Oh Adh-dhobí, tu prediccion no me amedrenta, aun cuando sea sugerida á tu boca por el mismo Omnipotente, porque si el tiempo de vida que me concede logro pasarlo en su adoracion, cuando llegue mi hora diré resignado: ¡hágase su voluntad!

Un gran mensajero de vida y de los más transportables es la sólida nuez de coco, la cual no sólo viaja, sino que, arrojada sobre los arrecifes, basta que encuentre un poco de arena blanca para medrar en sitios donde perecería otra planta cualquiera. El agua salobre no le amedrenta, se sirve de ella como del agua dulce, y crece también.

En donde vuelvo los ojos, no encuentro mas que enemigos, i hasta la sombra que hace mi cuerpo me amedrenta. Si tanto padezco inocente, ¿qué seria de si hubiera entrado en mi corazón la culpa? Quizá las gentes me estimarian en mas, i la envidia ó no me persiguiera ó me persiguiera menos.

Pensando en todo esto me amedrenta la vejez, de tal suerte, que deseo morir antes. Vas a tenerme por presa de un delirio. No importa. Es menester que lo sepas, y te lo contaré todo. Se acerca el día en que has de venir a esta casa; en que he de cumplirte lo ofrecido. A menudo lo deseo, más todavía que puedes desearlo.

la pálida frente pura reflejando la hermosura del amor de los amores, de la maternal ternura olvidaba en la locura de su espanto los horrores. ¡Oh tu amor cuál te amedrenta! dijo Ataide conmovido. ¡, de la brava tormenta Ayela exclamó el rugido en mi corazon herido siento horrible y me amedrenta!

LICANOR. Parto de aquesas montañas, Que, equivocando las señas, Para ser fiera eres hombre, Para ser hombre eres fiera... FENCIS. Racional nube, que el viento Para rayo suyo engendra, Pues el trueno de tu voz Espeluzna y amedrenta... IRENE. Prodigio, ilusión y asombro, Que ha bosquejado la idea De algún informe concepto De soñadas apariencias... REY. Qué mal entendido rumbo...