United States or Falkland Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Envía esos niños a la cama ordenó D. Bernardo. Ahora, ahora; en cuando lleven a Miguel a su casa repuso la señora. Estoy esperando que el criado concluya de comer. El puerto de la Habana dijo Romillo poniendo el estereoscopio delante al coronel. Su país de V. dijo Eulalia a Valle, con un amago de sonrisa. ¿Tiene V. deseos de ver su tierra? preguntó doña Martina.

Vemos á la vez el arco del Triunfo, el dilatado bosque de Bolonia, el Obelisco de la Plaza, mientras que nadando sobre la copa de los árboles que pueblan el jardin de las Tullerías, allá, como una nube medio perdida en el horizonte, como el amago de una borrasca, como la aparicion indecisa de una sombra, se levanta trémulamente, segun la ilusion óptica, la torre negra del Palacio Imperial.

Y por la vez primera, después de tanto tiempo, sintió dentro de la cabeza aquel estallido que le parecía siempre voz sobrenatural, sintió en sus entrañas aquella ascensión de la ternura que subía hasta la garganta y producía un amago de estrangulación deliciosa.... Salieron lágrimas a los ojos, y sin pensar más, Ana entró en la capilla obscura donde tantas veces el Magistral le había hablado del cielo y del amor de las almas.

Quedóse tamañito el señor Pulido ante el perfil de perro dogo de Bismarck que las palabras del diplomático evocaban sobre la mesa, y comprendiendo que se le recordaba con aquel elegante giro que el undécimo mandamiento de la ley de Dios es no estorbar, despidióse esta vez con el dedo índice muy plegadito, medrosico y esperanzado, mas no sin echar antes una ojeada furtiva al proyecto de tratado secreto con Alemania, que la extendida mano del diplomático parecía proteger contra todo amago de curiosidad.

Finta de una dos a la cara, estocada al pecho y cuchillada a la cabeza decía don Rosendo, engullendo un soberbio trozo de merluza. Pues no lo hubiera usted pasado mejor si llego a hacer una combinación que tenía meditada contesta Villar. Amago la faja ¡pin! Ataco en falso a la cabeza ¡pin! Usted me contesta al brazo ¡pin! Yo hago una dos a la cara ¡pin! Usted contesta a la cabeza ¡ pin!

Amago de apoplejía en la interesada... La duquesa consuegra la saluda desde lejos... Grandes cuchicheos que crecen, crecen cual ráfaga de viento huracanado que comienza por silbar y acaba por rugir.. De repente, crujido misterioso... Silencio profundo... Sorpresa general.

Fernanda sonreía clavándole una mirada, cariñosa; el mismo D. Pedro dulcificaba sus ojos, altivos, feroces y dejaba escapar de su garganta un amago de carcajada. ¡Qué esfuerzo prodigioso le costaba al conde aparecer sereno en estos, momentos! Le parecía que tenía un abismo abierto a sus pies.

Mas la necedad endurecida no se entiende con las voces del amor piadoso, sino solo con las del dolor pungente; ni sabe abrir los ojos a la luz del relámpago que amenaza sino solo a la del rayo que hiere; torpe al amago preservativo, y solo sensible y despierto al golpe ya sin remedio: Malo accepto stultus sapit. Senec. y mientras no se duele, ni le duele ni se enmienda.

Es el único en que hemos verdaderamente descollado, el único en el cual aún hoy florecemos... Porque yo, aunque he pasado la mayor parte de mi vida en el extranjero, amo mucho a mi patria añadió con un amago de sonrisa en tono protector. La patria, si pudiera escuchar aquellas benévolas palabras, se estremecería infaliblemente de gozo, como Venturita.

No son extremos, Quintanar dijo Ana sollozando y haciendo esfuerzos supremos para idealizar a D. Víctor que traía el lazo de la corbata debajo de una oreja. Bien, vida mía, no serán; pero estás mala. Ayer amagó el ataque, te pusiste nerviosilla... hoy ya ves cómo estás.... tienes algo. Ana movió la cabeza negando.