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Si os negáis á ello, será prudente prenderos: sabéis secretos demasiado graves. Contad enteramente conmigo, señor. No, no soy yo quien cuento con vos, sino la Inquisición, siempre justa, siempre previsora. Por ejemplo: habéis descubierto que su majestad la reina ama á... vuestro sobrino postizo... observad... observad... vos por vuestro empleo en palacio, podéis... No si puedo mucho.

Miróme repentinamente. ¿Ni aun con Margarita? dijo. No veo lo que aquí significa el nombre de la señorita Margarita. Rechazó con una mano los cabellos que inundaban su fisonomía y tendiendo la otra hacia , con gesto amenazador. Usted la ama dijo con voz sorda, ó más bien ama su dote; pero no la obtendrá. ¡Señorita Helouin!

El teatro, dijo la Dorotea ; sin que vos me lo aconsejárais estaba resuelta á ello... pero el mundo... el mundo no; en el mundo... fuera del claustro está mi felicidad; está él, y él me ama... Ese caballero no puede ser vuestro esposo; ese caballero no puede amaros.

18 El hombre falto de entendimiento toca la mano, fiando a otro delante de su amigo. 19 La prevaricación ama el que ama pleito; y el que alza su portada, quebrantamiento busca. 20 El perverso de corazón nunca hallará bien; y el que revuelve con su lengua, caerá en mal. 23 El impío toma dádiva en secreto para pervertir las veredas del derecho.

Dijo también que se llamaba el sabio Muñatón. -Frestón diría -dijo don Quijote. -No -respondió el ama- si se llamaba Frestón o Fritón; sólo que acabó en tón su nombre.

Yamandú, dice el perro que se llama, Que arriba ya tratamos su manera, Y que Juan de Garay le quiere y ama, Por donde le encargó aquesta ligera. Que de nuestra venida tiene fama, Y que con la respuesta all

Esta santidad mentida fue, sin duda, el señuelo de que te valiste. Con tus teologías y tiquis-miquis celestiales, has sido como el pícaro y desalmado cazador que atrae con el silbato a los zorzales bobalicones para que se ahorquen en la percha. Antoñona contestó D. Luis , déjame en paz. Por Dios, no me atormentes. Yo soy un malvado: lo confieso. No debí mirar a tu ama.

El contacto de aquella preciosa mano, que estrechaba dulcemente la mía con una noble confianza, como se estrecha la mano de un protector a quien se ama, me causaba una impresión que en vano querría explicar: parecíame que aquella mano me transmitía otra vida más pura, más fácil; me embriagaba en un goce lánguido y tranquilo...

Aquel primer suspiro de Venus al salir de la espuma del mar que repitió el Universo entero, sonó entonces en su alma y la estremeció dulcemente. Su alma, que estaba muda y triste como la Naturaleza antes que la diosa de la hermosura suspirase. Muy pocos hombres alcanzan una dicha parecida: poseer la primera mujer que se ama, llegar a tiempo para recoger el fruto sazonado del amor.

Su pobrecita hija estaba para librar de un momento a otro; el yerno, un «gallardista» furibundo, que había andado a palos varias veces a la salida de la plaza por defender a su ídolo, no se atrevía a hablarle. Pero ¡mardita sea!... ¿es que me toman ustés por ama de cría?... Tengo más ahijaos que hay en el Hospisio.