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6. ¿Cuál es la ventaja que tienen los alumnos que pasan de dicho colegio a la universidad? 7. ¿Qué provisión se ha hecho para alumnos internos? 8. ¿Cuánto tiempo hace que la universidad de Buenos Aires goza de organización nacional? 9. ¿Qué efecto ha tenido esto? Descríbase la instalación de la facultad de medicina. 11. ¿Cuántos años abarca el curso?

Un profesor de matemáticas que explique á sus alumnos la teoría de las secciones cónicas les dará una idea clara y exacta de dichas curvas, presentándoles las ecuaciones que expresan su naturaleza, y deduciendo las propiedades que de esta se originan.

Lo acredita así la costumbre que muchos profesores franceses de declamación tienen de que sus alumnos traduzcan, con una frase vulgar cualquiera, estados de ánimo diferentes. Por ejemplo, el discípulo habrá de exclamar: ¡Hola..., un perro!... Alternativamente, según las inflexiones de la voz, estas tres palabras le servirán para revelar alegría, terror, cólera, fastidio, indiferencia.

Como es natural, estos anuncios ocasionaron un gran movimiento entre la gente menuda y eran tema de agitación y de mucho hablar entre los alumnos de la escuela. El maestro había prometido a Melisa, para quien esta clase de placer era sagrado y raro, que la llevaría, y en la importante noche del estreno el maestro y Melisa asistieron puntualmente.

En su niñez había figurado entre los mejores alumnos de la escuela de su pueblecillo, pero siempre consideró la ortografía como el más horripilante de los tormentos de la juventud, á causa de la diferencia entre letras mayúsculas y minúsculas.

Y así siguió hablando y hablando hasta que tocó la campana y se terminó la clase, y los doscientos treinta y cuatro alumnos, despues de rezar, salieron tan ignorantes como cuando entraron, pero respirando como si se hubiesen quitado un inmenso peso de encima.

En el fondo gris de la vida cotidiana se abrían a modo de abismos obscuros, llenos de misterio y de sombras movibles y mudas. Se acordó de la clase donde daba todos los días las lecciones, de la fisonomía de los alumnos, que no le inspiraban ya sino disgusto, de sus cuadernos azules, con manchas de tinta, sucios, llenos de faltas estúpidas, idiotas, que hacían aún más detestable la vida.

Fue de ver entonces a Miguel correr por la sala y brincar sobre las mesas con el Cristo en alto, perseguido de cerca por el cura, que cuando le tenía al alcance de la vara, se la arrimaba a las carnes no suavemente. Los alumnos que aún viven recordarán seguramente aquel incidente chistoso, que terminó mandando a Miguel al encierro y poniéndose otro chico en su lugar.

Los alumnos no tenían necesidad de más, nadie echaba de menos la enseñanza práctica de una ciencia eminentemente experimental; por años y años se ha enseñado así y Filipinas no se ha trastornado, al contrario continúa como siempre. Alguna que otra vez bajaba del cielo un instrumentillo que se enseñaba de lejos á la clase, como el Santísimo á los fieles prosternados, mírame y no me toques.

Los sábados por la tarde, cuando los alumnos iban al ejercicio con su fusil al hombro, Maximiliano se iba tras ellos para verles maniobrar, y la fascinación de este espectáculo durábale hasta el lunes. En la clase misma, que por la placidez del local y la monotonía de la lección convidaba a la somnolencia, se ponía a jugar con la fantasía y a provocar y encender la ilusión.