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Este fenómeno desapareció con el restallido del fósforo y la instantánea presencia de la luz alumbrando la estancia. Los ojos del joven se esparcieron ansiosos por ella, y viendo a su mujer acostada, dijo: «¡Ah!... estás ahí... ¡qué bien haces el papel!». Para evitar cuestiones tan a deshora, la esposa fingió que dormía. Pero entreabriendo los ojos le vio encender la vela.

No importa lo que en el mar sucediese, él siempre era el culpado: alumbrando la tormenta, solía arrancar alguna víctima de sus brazos, y no obstante él tenía la culpa de la furia de los elementos. Así es cómo la ignorancia acostumbra á tratar al genio, acusándole de los males que descubre. Me acuso en este sitio de haberle tratado yo mismo con injusticia.

La cofradía siguió su marcha triunfal, dejando rezagados en todas las tabernas y caídos en todas las calles. El sol, al salir, la sorprendió muy lejos de la parroquia, en el extremo opuesto de Sevilla, haciendo centellear con sus primeros rayos la armadura de joyas de la imagen y alumbrando los rostros lívidos de la escolta popular y de los «nazarenos», que se habían despojado del antifaz.

Cuando terminó el convite y se pensó en dormir, reapareció Sabel armada de un velón de aceite, de tres mecheros, con el cual fue alumbrando por la ancha escalera de piedra que conducía al piso alto, y ascendía a la torre en rápido caracol.

Parecía el desfile la bajada de los pastores en un Nacimiento; el sol claro, alumbrando plenamente las figuras, les daba la crudeza de tonos de muñecos de barro pintado. Artegui llamó a Lucía, que alzando la cortina a su vez, echó el cuerpo fuera, hasta que una revuelta del camino y la rapidez del tren borraron el cuadro.

Sus ventisqueros, formados de nieves mates, reflejan vivos resplandores verdes, azules, purpurinos; viéndose ceñidos de una deslumbradora diadema de chispeantes piedrecitas. Por espacio de muchos meses la aurora boreal aparece todas las noches alumbrando aquel cuadro con los más siniestros resplandores.

No..., habían de ser las once de la mañana, y puede que aún no las fuesen. ¡Pero créanme, como que esa luz nos está alumbrando!

Los criados y parientes esperaban en el portal con hachas encendidas. Una larga fila de personas de todas clases venía detrás, también alumbrando. Muchas de ellas acudían por verdadera devoción y por la estima que les inspiraba el enfermo. Las más, sólo por satisfacer la curiosidad de verle después de tanto tiempo, aprovechando aquellas críticas y solemnes circunstancias.

Sintió frío y pidió a Kate un ligero abrigo en que se envolvió pensativa siempre y silenciosa... Seguía aquella luz alumbrando en su alma, y a su reflejo parecióle contemplarse a misma por fuera de misma, como debía de contemplarla el desconocido Pedro Fernández, sentada en aquel pescante al lado de Jacobo... Instintivamente miró a este, y por primera vez en la vida parecióle lo que no le había parecido nunca: le pareció un cómplice.

Y sea porque la vista de los guardias le turbase ó no tuviera en gran respeto al santo que iba en semejante compañía, no rezó ni siquiera un requiem æternam. Detras de S. José venían las niñas alumbrando, cubiertas la cabeza con el pañuelo anudado debajo del menton, rezando igualmente el rosario aunque con menos ira que los muchachos.