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¿La amaba usted? . Sus lágrimas se habían detenido, su mirada expresaba el orgullo y la alegría, una altiva felicidad. ; con un amor que puede ser confesado, alta la frente, delante de cualquiera. ¿Por qué lo habría de negar? ¿Y ella le amaba a usted? ¡!... Y el mundo no sabe, jamás sabrá, lo que fue nuestro amor. El mundo es triste, y a poco andar la vida lo amarga todo.

Doña Clorinda dejó caer otra inmediatamente, con acompañamiento de una puñalada de sus ojos, y se alejó, altiva y desdeñosa, mientras Valeria miraba al techo con desesperación. Volvió á huir Miguel. Le daba miedo la cara de Alicia, la agresividad nerviosa de su voz, que no había oído, pero que se dejaba adivinar en el estremecimiento de sus labios.

Doña Manuela vio a su hijo, Juanito la sorprendió fijando los ojos en Tónica con expresión curiosa e interrogante. La altiva señora aparentó después no haber visto a su hijo; pero al volver a casa, Juanito sentíase trémulo e inquieto pensando en lo que diría su mamá, tan amante del prestigio de la familia.

Á todos sus ruegos y razones respondía cada vez con mayor energía: «¡no quiero! ¡no quieroEl mismo capitán fué desairado. Perdóneme usted, D. Félix le respondió con resolución la altiva zagala. Todo cuanto usted me mande lo haré menos eso. ¡Dejarla! ¡dejarla! exclamó Jacinto con voz alterada. No la molestéis más. Ya no quiero esa prenda de sus manos. Que me la entregue quien no me desprecie.

El conde le arrojó una mirada altiva, volvió la espalda y se fué hacia casa. La condesa y Pedro corrieron al sitio donde yacía el perro luchando con las ansias de la muerte. El pobre animal levantó la cabeza lentamente, y pareció decirles con una mirada angustiosa: «¿Por qué me habéis matadoPedro dijo sordamente: Hace falta agua.

Dijo el Corsario, y en su altiva frente Relámpago de luz cruzó luciente Como una exalacion. Volvió á la popa, y se acostó en su asiento, Y en medio de la música del viento Tranquilo se durmió. La aurora aparece con dulce sonrisa Y llena de aromas la atmósfera está, Hermosa goleta que impele la brisa Surcando va el agua del gran Paraná.

Vos no me conocéis dijo , no lo extraño; vos habéis vivido siempre muy retirada del mundo, mientras que yo he vivido siempre muy metido en él, aun cuando he estado preso. Al oír la palabra preso, la abadesa dejó ver una altiva expresión de disgusto y de contrariedad.

Poema tranquilo y dulce la una; poema sombrío y desgarrador la otra; dos grandes mujeres, consideradas en cuanto al corazón, pero puestas en condiciones enteramente distintas: la una, altiva con su dignidad de mujer y de nobleza de raza; la otra, humilde, paciente, devorando en silencio las contrariedades de su nacimiento y de su vida; las dos hermosas, espirituales, codiciadas, celebradas; las dos hablando con lenguaje tentador, elocuente, al joven.

¿No creéis que es una humillación para mi, que yo tan altiva, tan severa, tan desdeñosa con todos, hasta el punto de que creyéndome incapaz de amar, me hayan llamado la menina de nieve, caiga de repente de mi indiferencia, de mi frialdad, en el extremo opuesto, y que el hombre por quien tanto he variado en pocas horas, apenas separado de se enamore de una mujer perdida, y se vaya á vivir con ella y la acompañe al teatro?

Pero en nombre del cielo, ¿qué es lo que ama usted entonces? A esta interrogación, que le dirigí en el tono de una amable jovialidad, la señorita Margarita se volvió á bruscamente, me lanzó una mirada altiva, y respondió secamente: Amo á mi perro. ¡Aquí, Mervyn!