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Voy á contarlo mas que se ponga colorao... porque ... porque las cosas buenas deben decirse y las malas callarse... Han de saber ustedes que ése y yo hemos estado anoche en la Palma de Londillo á comer un guiso de almejas y unas aceitunas... ¡Vaya una noticia de importancia! dirán ustedes... Ya lo que nada tiene de particular; pero vamos al caso. El caso fué que nos marchamos sin pagar.

ALMEJAS AL MINUTO. Al tiempo de ir a servir las almejas, se ponen en una cacerola, después de bien limpias, con aceite o manteca de vaca muy caliente, zanahorias y cebolla; cuando han abierto se riegan con zumo de limón, y se sirven en seguida.

ARROZ CON ALMEJAS. Se lavan muy bien las almejas varias veces para que suelten la arena, dejándolas un rato en la última agua fría; después se ponen cerca del fuego en una cacerola bien tapada y sin agua, para que abran; después en la cazuela que se han de cocer se pone aceite fino y cebolla picada; se echa el arroz y las almejas con sus conchas o sin ellas, a gusto, y el agua correspondiente; se deja cocer, y se sirve.

Para esto se emplean los lenguados pequeñitos. LENGUADOS CON ALMEJAS. Después de limpio un lenguado se le quita la piel, se reboza con pan molido y huevo y se fríe. Aparte se ponen almejas bien limpias a cocer, y cuando han abierto se rellenan las conchas con un picadillo de jamón, perejil y pan tostado y molido; este picadillo se fríe primero.

ALMEJAS SENCILLAS. Las almejas se lavan siempre con bastante agua, hasta conseguir que suelten bien toda la arena; una vez limpias se fríen con pimentón molido y cebolla picada, y cuando han abierto, se sirven.

Pensativo cabalgaba el corregidor junto á su ilustre huésped y no notó que un caballero de obesidad portentosa y rubicundo semblante se abría paso entre las filas de curiosos y se dirigía precipitadamente á su encuentro. ¡Cómo se entiende, señor corregidor! gritó el recienllegado con esfuerzo tal que se le amorató el rostro. ¿Dónde están las ostras y almejas prometidas para la comida de hoy?

Y como no gasta nada en comer, porque tiene dos o tres casas de donde le traen todos los días los cazolones de cocido, que es la gloria de Dios... ¡a ver! Ayer dijo Demetria quitándole la teta a la niña , bien lo vide. Le trajeron... ¿Qué? Pues un arroz con almejas, que lo menos había para siete personas. ¡A ver!... ¿Estás segura de que era con almejas? ¿Y qué, golía bien?

Porque la mujer es la misma Naturaleza. En el fondo del agua untuosa vense pequeñas algas, pequeñas , pero sustanciosas y nutritivas, y otras plantas liliputienses de finos y apreciados dibujos: pradera paciente para alimentar sus ganados, los moluscos, que ramonean por encima. Lepadas y bocinas, rombos, almejas violadas, telinas rosadas ó color lila, gente tranquila toda, esperarán.

Cuando anclaban en puertos de pesca abundante, acometía la magna obra de guisar un arroz abanda. Los marmitones llevaban á la mesa del capitán la olla donde habían hervido los pescados mantecosos, revueltos con langostas, almejas y toda clase de mariscos. El se reservaba el honor de ofrecer la gran fuente con su pirámide de arroz dorado y suelto.

Entremeses, sopa real, consommé de almejas, tortilla con picadillo, dorada, langostinos a la americana, ganso a la inglesa, alcachofas rellenas, chochas al horno, gazapos en papillotes, helado de café con leche, crema con bizcochos, quesos, frutas y dulces, vinos, café y licores.